Toros parados y mansos en Corrida de Fiestas Patrias en México

Santiago Cuautlalpan (México), 17 sep (EFE).- La mansedumbre y el poco recorrido de los toros de José Julián Llaguno destacaron en la Corrida de las Fiestas Patrias celebrada en la Plaza de Toros de Cinco Villas, situada en la localidad de Santiago Cuautlalpan, en el Estado de México.

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Los espadas mexicanos José Mauricio y Héctor Gutiérrez obtuvieron un apéndice cada uno mientras que el también mexicano Miguel Aguilar no cortó oreja. Se registró un lleno en los tendidos.

Se esperaba mucho del hierro zacatecano de José Julián Llaguno por su fama de áspero. La divisa, ayer mismo, triunfó en la corrida de Zacatecas. Cinco orejas cortadas por los matadores Fermín Rivera, Ernesto Javier “Calita” y Antonio Romero.

Hubo decepción en los tendidos pues no gustaron los toros por su mansedumbre e inmovilidad. Esto último coincide con la carencia de fuerzas de los lidiados el sábado en Zacatecas.

De capas castañas y negras, justos de trapío, desde el primero de la tarde deambularon por el ruedo lentamente, sin asomo de casta.

Con el abre plaza José Mauricio recibió de vistosas medias verónicas ya pudiendo ver en este lance una embestida tibia y sin emoción. Mauricio se justificó como pudo sin tomar riesgos.

Mejor le fue con el cuarto de la tarde. Una res parada a la que pretendió obligar a tomar la muleta atrasada, más por precaución que por necesidad. Abunda en el toreo moderno el empezar las faenas tapado, a salvo de la trayectoria ceñida y vertical. Mató de manera certera y obtuvo una generosa oreja.

La otra de la tarde se la restó Héctor Gutiérrez a uno de regalo de San Pablo. Un bovino sin razón de estar en una corrida, pues además de muy feas hechuras, parecía siempre a punto de desplomarse.

El San Pablo salía suelto pero Héctor logró someterlo en un par de tandas con la mano derecha que parecían anunciar una faena de importancia. No llegó pues el toro no daba para más que cuatro pases. Ante la falta de casta y recorrido del toro el de luces ofreció pases efectistas e insustanciales como circulares por la espalda.

También dio muestras de valor en la cara de un toro a punto constantemente de doblar, como acabó por suceder sin necesidad de acero. Cuando lo usó el torero, el inerte animal, se dejó estoquear impávido.

Oreja quizás válida por la disposición del de luces en toda la corrida, pues con sus dos rivales anteriores, Gutiérrez, a uno lo mantuvo en la muleta sin dudar en cruzarse. Al otro, el cuarto del festejo, Héctor tiró del inválido al natural. Resultó estar dañado de una pata. Abrevió el joven matador.

Sigue mostrándose firme y comprometido Héctor Gutiérrez en sus comparecencias.

Cerraba el cartel Miguel Aguilar quien tuvo la peor suerte de un sorteo ya de por sí sin opciones.

Aguilar con un castaño bien presentado y de poco recorrido que se le quedaba en la muleta, bregó e incluso citó en el contrario, tratando de obligar al toro. Yerma labor por la incapacidad de transitar del astado.

El sexto era simplemente carne para el rastro al que no había manera de sacar ningún pase ni nada en limpio.

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