Gagnon explicó además que una de las mayores prioridades del organismo en la actualidad es reabrir las escuelas para que los niños puedan volver a hacer una vida normal, pero que muchas se están utilizando como refugio para familias desplazadas y que primero deben encontrarles alojamiento.
La coordinadora, que viajó recientemente a Derna, dijo este lunes durante una rueda de prensa que lo que vio en la ciudad era "difícilmente comprensible".
"Había partes de la ciudad que apenas se reconocían, y esas áreas estaban ahora totalmente vacías", explicó Gagnon.
Sin embargo, en cuanto a las cifras de fallecidos, la coordinadora se mostró algo más conservadora que las autoridades locales, y dijo que el número confirmado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de cerca de 4.000 muertos, con al menos 5.000 desaparecidos.
Las autoridades libias, por su parte, ubican la cifra de fallecidos en torno a las 11.000 personas.
Gagnon recordó el llamamiento de la ONU a la comunidad internacional para donar 71,4 millones de dólares para asistir en los esfuerzos de reconstrucción y rescate, aunque avisó de que cada vez hay menos probabilidades de encontrar a gente viva entre los escombros.
La división política complica todavía más las labores de rescate y reconstrucción en este país de siete millones de habitantes, inmerso en más de una década de conflicto tras el levantamiento popular respaldado por la OTAN que derrocó al dictador Muamar El Gadafi en 2011.
Dos autoridades enfrentadas se dividen el poder ejecutivo: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) y el Gobierno de Bengasi, elegido por el Parlamento y bajo control de Haftar, dirigido por Osama Hammad.
Gagnon aseguró que se encuentran en permanente contacto con líderes libios de diferentes partes del país, y pidió a las autoridades locales que hagan un mayor esfuerzo por coordinar su respuesta a la tragedia.