"Actuar contra el cambio climático también implica ayudar a los más pobres", sostuvo Lula, quien urgió a la ONU a asumir que los países más desarrollados y los más pobres "tienen responsabilidades comunes, pero diferenciadas", frente a la crisis climática.
Aseguró que "el Sur global es el más afectado" por ese fenómeno y, apoyado en datos de las propias Naciones Unidas, declaró que "el 10 % más rico del planeta" es responsable por más de la mitad de las emisiones contaminantes globales.
También en alusión a compromisos adoptados hace años por los países más desarrollados en el marco de las Naciones Unidas, afirmó que "la promesa de 100.000 millones de dólares" en ayudas a países más pobres para mitigar la crisis climática "sigue siendo solo una promesa".
En el caso de Brasil, subrayó que, desde que asumió el poder el pasado 1 de enero, la deforestación en la Amazonía ha caído en forma drástica y que se han recuperado los sistemas de fiscalización y vigilancia de ese bioma, virtualmente abandonados durante la gestión de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Del mismo modo, denunció que, frente a esa creciente amenazas, las "bases de una nueva gobernanza económica y ambiental aún no fueron lanzadas", y que, por el contrario, "el proteccionismo ha ganado fuerza" en los países más desarrollados, lo cual también juega en contra de las naciones más pobres.