Los liberales valones del Movimiento Reformador (MR), grandes triunfadores de las elecciones en las regiones francófonas de Bélgica, anunciaron este martes un acuerdo para negociar la formación de gobierno en Valonia (sur) junto al partido refundado de centroderecha Les Engagés (Los comprometidos).
También buscarán un acuerdo similar en la región de Bruselas (centro) y negociarán conjuntamente de cara a la formación del Gobierno central.
"El resultado electoral es tan claro que tenemos el deber, como políticos, de dotar a este país de gobiernos lo antes posible, de ponernos manos a la obra directamente y no perdernos en palabrería y discusiones inútiles", ha dicho en conferencia de prensa el presidente del MR, George Louis Bouchez.
En la misma comparecencia, el líder de Les Engagés, Maxime Prévot, ha dicho que "las urnas han hablado" y que está dispuesto a "asumir responsabilidades".
También el presidente de los cristianodemócratas flamencos del CD&V, Sammy Mahdi, ha dicho hoy que cree que se podrá formar rápidamente un gobierno federal de centro derecha.
"Creo que los mapas son bastante claros. Sería una pena que no pudiéramos formar gobierno lo antes posible. Creo que es necesario un gobierno de recuperación de centro derecha, un gobierno de reforma", ha dicho Mahdi en clave nacional, plano en el que prosiguen aún las consultas del rey Felipe de los belgas con los líderes de los partidos, sin que el monarca haya encargado aún a nadie formar gobierno.
El partido nacionalista flamenco N-VA, la formación que más escaños ha obtenido en todo el país (24 de 150), parece dispuesta a buscar una coalición de centro derecha para liderar el gobierno federal.
El partido ha logrado superar por la mínima a la ultraderechista Vlaams Belang en Flandes, que los sondeos colocaban como vencedora, y hace tiempo que el fundador y presidente de la N-VA, Bart de Wever, muestra un perfil más moderado.
Su partido en el Parlamento Europeo se sienta ahora en el grupo euroescéptico de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), junto al español Vox, Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o el polaco Ley y Justicia, pero se plantea acercarse a las posiciones más moderadas del Partido Popular Europeo (PPE).
Además, el también alcalde de Amberes ha apartado su argumentario sobre la independencia de Flandes del resto de Bélgica, recogida en el primer artículo de los estatutos del partido, a cambio de una reforma institucional de calado, y dice que estaría dispuesto a ser primer ministro, algo que hasta ahora había rechazado.
Si la N-VA añade sus 24 escaños a los 20 del MR y a los 14 de Les Engagés y a los 11 de CD&V sumarían 69 votos de los 76 que necesitan para la mayoría absoluta, a la que podrían llegar con liberales flamencos de Open VLD (7) del primer ministro saliente, Alexander de Croo.
Otra posibilidad con la que especulan los analistas es que se mantuviera esa coalición de partidos pero entregando la jefatura de Gobierno a la liberal francófona Sophie Wilmès, que ya ejerció como primera ministra -en funciones- entre 2019 y 2020, durante parte de uno de los largos períodos en los que Bélgica no conseguía dotarse de un Ejecutivo tras unas elecciones legislativas.
En ambos supuestos se cumpliría con la obligación legal de incluir en el gobierno central a partidos francófonos y neerlandófonos, en un país profundamente dividido entre norte y sur.
En esa configuración, con fuerte orientación hacia la derecha, parece poco probable que pudieran entrar partidos progresistas castigados en las urnas.
Los socialistas valones, que pasan de 20 a 16 escaños en el Parlamento federal, han anunciado que pasarán a la oposición y tampoco parece que pudieran tener sitio en la coalición los ecologistas flamencos de Groen, que caen de 8 a 6 diputados, o los verdes valones de Écolo, que han sufrido un duro correctivo al pasar de 13 a 3 escaños.