"Se atacó un edificio residencial civil lleno de familias civiles en el suburbio meridional de Haret Hreik, lo que causó la muerte de siete mártires: tres mujeres, dos niños de 8 y 13 años, un mártir iraní y el mártir Fuad Shukr", sentenció el clérigo chií, en su primer discurso desde el bombardeo de hace dos días.
El Ministerio de Salud Pública del Líbano confirmó el fallecimiento de cinco civiles, dos de ellos menores, y más de 70 heridos en ese ataque aéreo, que también mató a un asesor militar iraní y a Shukr, máximo comandante de operaciones de Hizbulá.
"Fue contra una zona civil, no una base militar; mataron a civiles y son mujeres y niños. Actuaron como si fuera una reacción con propaganda de una acusación falsa", agregó Nasrala en su intervención, durante el funeral por el alto mando de sus filas muerto en la acción.
Israel justificó el bombardeo como una respuesta a un proyectil que el pasado sábado causó la muerte de doce menores en un campo de fútbol en los Altos del Golán, bajo ocupación israelí, y del que responsabilizó a Hizbulá, y más concretamente a Shukr.
Sin embargo, el grupo chií se desvinculó del lanzamiento aquel mismo día.
"Acusaron a nuestro líder de ser el asesino de los niños de Majdal Shams (en los Altos del Golán) y este es el mayor engaño y fraude que está ocurriendo estos días", defendió el secretario general del movimiento libanés.
Los acontecimientos ocurridos desde el pasado fin de semana han precipitado los miedos a una escalada de envergadura entre Hizbulá y el Estado judío, que llevan casi diez meses enzarzados en un intenso fuego cruzado a través de la frontera entre ambos países.