En una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Adrianzén declaró que Petroperú se encuentra en una situación que ha adquirido una serie de deudas "significativamente grandes" que requieren medidas "absolutamente inmediatas y drásticas".
La sucesión constante de gerentes generales y miembros del directorio, reflejan el problema de gobernanza, y, a raíz de sus dificultades de financiamiento, necesita con urgencia una línea de crédito para mantener el sistema de compra de combustible, anotó el primer ministro.
Petroperú tiene a su cargo varias refinerías en el país, la última de las cuales fue construida en la norteña ciudad de Talara, así como el Oleoducto Norperuano, y distribuye combustibles en zonas altoandinas y alejadas de la Amazonía, donde no llega la oferta privada.
Hasta diciembre de 2023, la deuda financiera de Petroperú ascendía a 6.112 millones de dólares y sus pérdidas a 800 millones de dólares, según información de la propia compañía.
Adrianzén remarcó que el Gobierno de la presidenta Dina Boluarte "ha descartado de manera categórica que vaya a ser privatizada", y, más bien, insistió en que "el rol que cumple en estas poblaciones debe seguir y debe de garantizarse, pero no de cualquier manera".
En ese sentido, el jefe del gabinete informó que se va a reformar su sistema de gestión y se está terminando de evaluar la posibilidad de que sea "un PMO que pueda ser previamente seleccionado en mercado internacional para llevar adelante esta tarea de resurgimiento de Petroperú".
"Se va a evaluar la posibilidad, a través de esta gerencia, de mantener las unidades que resulten eficientes y rentables", anotó.
El directorio de Petroperú planteó, hace un par de meses, que se entregue la administración de la empresa a una entidad privada y reducir sus activos, al máximo, para aliviar su crisis financiera, pero el Ejecutivo no había manifestado su opinión hasta la fecha.
Adrianzén dijo que se está pensando que el Oleoducto llegue a tener la disponibilidad de transportar hasta 60.000 barriles diarios y que será resguardado por las fuerzas armadas y las comunidades en la selva, dado que esa tubería suele ser blanco de atentados que paralizan sus operaciones.
Respecto a la refinería de Talara, que a pesar de su reciente modernización no ha llegado aún a funcionar al 100 %, el primer ministro afirmó que está en capacidad de refinar crudos muy pesados y que, al completar sus etapas de operación, puede empezar a producir productos por 800 millones de dólares.
"Vamos a redoblar esfuerzos para dotar de recursos financieros para seguir operando bajo la supervisión de un PMO que garantice eficiencia", expresó el primer ministro y deslizó la posibilidad de hacer ajustes en el directorio de la empresa.