Pese a que Helene llegó ya debilitada como tormenta tropical a Carolina del Norte, tras impactar en el noroeste de Florida como huracán de categoría 4, la fuertes lluvias que descargó dejó barrios enteros destruidos y negocios sumergidos bajo el agua o el lodazal, además de al menos 289 carreteras cerradas al tráfico en ese estado sureño.
Este lunes, la alcaldesa de Asheville, Esther Manheimer, confirmó que el área se halla aislada tras la caída de postes de tendido eléctrico, antenas de celulares y la destrucción de tres importantes vías de acceso, y, por tanto, sus residentes todavía no pueden llamar o mandar mensajes de texto a sus familiares y confirmar si están a salvo.
En una entrevista con CNN, Manheimer agregó que resulta muy difícil saber cuándo se restablecerá el suministro eléctrico en la comunidad, la cual se halla "en shock" y urgida de agua, alimentos y otros artículos de primera necesidad.
Un rastro de muerte y destrucción
"Es difícil describir el caos que es, realmente se siente como una escena pos-apocalíptica en algún programa de televisión", reconoció la regidora de la población, de unos 95.000 habitantes y ubicada en el condado de Buncombe.
Por su parte, el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, visitó hoy Asheville y señaló que "la devastación" causada por Helene fue "increíble", pero que "la gente está trabajando a toda hora para brindar ayuda y hay más ayuda en camino".
"Algo así nunca había sucedido en el oeste de Carolina del Norte", aseveró Cooper.
Más de dos centenares de residentes en Carolina del Norte fueron rescatados por las inundaciones, en un estado donde 38 condados han solicitado el estatus de desastre mayor y, según la web especializada PowerOutage, cerca de 400.000 usuarios se encuentran todavía sin electricidad.
En Carolina del Norte han fallecido al menos 47 personas, y la situación continúa siendo catastrófica por los abundantes deslaves e inundaciones registrados.
El huracán Helene se ha cobrado la vida de al menos 115 personas y unas 600 personas permanecen desaparecidas en seis estados del sureste de EE.UU., (Florida, Georgia, las Carolinas, Tennessee y Virginia) donde los socorristas bregan hoy por encontrar a centenares de desaparecidos en zonas de difícil acceso. En Tennessee hubo latinos que no pudieron evacuar de una fábrica.
Cuatro días después de su llegada, más de 1,5 millones de clientes en los seis estados afectados se mantienen sin electricidad.
El mandatario estadounidense, Joe Biden, que ha mantenido conversaciones con los gobernadores de esos estados y adelantó que espera poder visitar el área afectada hacia fines de esta semana, calificó a Helene de "una tormenta de las que hacen historia".
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) señaló hoy que los totales de lluvia acumulados en Carolina del Norte, en particular, fueron "absolutamente extremos", mientras que el Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS,en inglés) de EE.UU. ha declarado una emergencia de salud pública en gran parte del sudeste advirtiendo sobre amenazas a los sistemas de agua de la región.
Las tareas de recuperación en el sureste del país se llevan a cabo mientras en la cuenca atlántica se registran en estos momentos una tormenta tropical Kirk, que podría convertirse en huracán, en unos días en el centro del Atlántico.
Por su parte, la tormenta Joyce se degradó a depresión tropical y será un remanente de baja presión en las próximas 48 horas.
Ninguna de ellas representa un peligro para zonas pobladas, de acuerdo a los pronósticos más recientes del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.