Los activistas se manifestaron ante las oficinas centrales de Nestlé en Vevey (Suiza), donde hicieron entrega de la petición el martes y devolvieron a la empresa 40 cajas vacías que representaban de forma simbólica el equivalente a 10 millones de terrones de azúcar.
"Esta es la cantidad de azúcar añadido que contienen los cereales infantiles Cerelac que se venden cada día en los países de ingresos bajos y medios", explica el comunicado de prensa emitido por Public Eye.
En concreto, las entidades acusan a Nestlé de mantener altos niveles de azúcar en estos cereales y en las leches de crecimiento Nido, sus dos productos para bebés más comercializados en países en desarrollo, pese a haberlos reducido o eliminado en economías más desarrolladas como la de la misma Suiza.
Esta acusación se basa en una investigación publicada por las ONGs el pasado abril en la que concluyen que la multinacional tiene un "doble rasero injustificable y perjudicial" sobre los niveles de esa sustancia en los mencionados productos.
El informe también acusaba a la empresa alimentaria de promover de forma agresiva estos productos como "saludables y fundamentales" para el desarrollo infantil en sus principales mercados de África, Asia y América Latina.
Ante estas alegaciones, Nestlé se defendió asegurando que aplica los mismos estándares en todo el mundo y que tiene un enfoque coherente en materia de nutrición para todos los bebés en todas partes del planeta.