La colección 'Aguas que murmuran', presentada este lunes y que abre sus puertas mañana en el Instituto Cultural de México en París, es la primera de pintura de este artista de 34 años que cuenta con una larga trayectoria en la arquitectura y el diseño, un salto creativo por el que ha asegurado a EFE estar algo "estresado", sobre todo, porque es "más íntimo" que lo que suele crear en el resto de disciplinas.
La embajadora de México en Francia, Blanca Jiménez, acompañó al artista en la presentación, en la que definió su arte desarraigado como "nostalgia positiva" que representa la "paradoja de la emigración", ese vínculo que une al artista con el país de origen de su madre a pesar de haber nacido en Francia.
"Un siglo después de Ángel Zárraga, Hugo encarnó otra vez al artista entre dos horizontes", dijo Jiménez en referencia al pintor vanguardista mexicano que pasó la mitad de su vida en Europa sin dejar de mirar a México.
Los protagonistas de los recuerdos de Toro en México son sus familiares y, en concreto, sus abuelos son el centro de una composición de cuatro cuadros en los que representa el recuerdo de su abuela en la mecedora y su abuelo adentrándose en el agua, ambos rodeados de plantas y flores mexicanas.
"Mi recuerdo también es olfativo, para mí México son las flores", rememora la madre del artista en el vídeo explicativo que forma parte de la exposición, cuyas raíces son la inspiración de la veintena de obras que presenta Toro: "Estoy muy orgullosa".
La paleta de colores tierra y el agua predominan a lo largo de todo el recorrido, en el que la abstracción sirve de técnica pictórica para representar de la manera más fiel los recuerdos oníricos y borrosos que ligan a Toro con sus raíces mexicanas.
"Es un contraste entre lo preciso y lo impreciso", describió el artista en referencia a la alternancia de cuadros con un gran nivel de abstracción y otros que presentan elementos más figurativos, que representan a miembros de su familia o a símbolos clave en su obra como el agua, la fauna o la flora.
Además del agua y su fluir, el pintor plasma el vapor de la memoria como un filtro que se interpone entre el cuadro y el espectador, de quienes espera que completen el significado con "sus propios orígenes".
El mito y las leyendas de la tradición mexicana es otro de los elementos centrales de la exposición, que está encabezada por la obra 'Iztaccíhuatl y Popocatepetl', dos emblemáticos volcanes del valle de México cuyo origen, según la leyenda azteca es que fueron dos amantes separados por la guerra que fallecieron de dolor.
Este desarraigo se representa a través de una figura que se sumerge en el agua mientras la amante lo observa resignada a lo que va a suceder.