"El hecho de que compartamos estos valores nos infunde seguridad de que la nueva Administración de EEUU propiciará el restablecimiento de las relaciones con Georgia y la normalización de estas", aseguró, dirigiéndose a los parlamentarios presentes.
Kavelashvili, de 53 años, destacó valores como una política de paz, la prioridad de los intereses nacionales, una familia fuerte y el reforzamiento del papel del cristianismo, al tiempo que celebró el declive de la "agenda pseudoliberal" de los demócratas estadounidenses.
"Debemos fortalecer el rol estratégico de Georgia como nexo de unión entre Occidente y Oriente", afirmó, al destacar que "la clave para la salvación y el éxito de un país tan pequeño como el nuestro radica en una política inteligente, cautelosa y de largo plazo".
Kavelashvili, cuya investidura se celebró entre multitudinarias protestas opositoras y la negativa de su antecesora, Salomé Zurabizhvili, a reconocer que dejaba de ser la presidenta georgiana, abrió con su discurso la sesión primaveral del Parlamento georgiano.
En la sesión participaron 79 diputados de los 150 elegidos, ya que los cuatro bloques opositores del Legislativo continúan boicoteando su trabajo al denunciar que las elecciones parlamentarias de octubre pasado fueron amañadas.
Varias decenas de personas se congregaron hoy frente al Parlamento para volver a exigir la celebración de nuevas elecciones y la liberación de Mziya Amaglobeli, opositora y fundadora de dos periódicos independientes detenida el mes pasado.
Amaglobeli, que podría ser condenada a una pena de cárcel de cuatro a siete años por golpear a un policía, está en huelga de hambre desde hace 24 días.
En ese contexto el presidente alertó de que "las amenazas de destrucción de nuestro país no han desaparecido, las fuerzas antigeorgianas persisten en sus intentos de desestabilizar Georgia", en clara referencia a la oposición y las críticas de Occidente.
Kavelashvili vinculó esta situación a la guerra en Ucrania y señaló que cuando esta concluya los grupos "que promueven los intereses extranjeros en Georgia" perderán fuerza.
Además, arremetió contra Europa por sus criticas al rumbo del partido gobernante Sueño Georgiano, al que acusa de prorruso, por su política de "doble rasero" que "daña el prestigio de los socios europeos y los valores europeos".
"Resulta especialmente doloroso ver que estas políticas de doble rasero provengan de un espacio elegido por Georgia como adalid de justicia, respeto mutuo, Estado de derecho, defensa de la identidad nacional y la soberanía", dijo.
Georgia "no merece una actitud tan injusta por su apego a los valores europeístas", afirmó, y llamó a actuar "partiendo de los intereses nacionales".