"Cuando escuché el nombre de Mohamed en el acuerdo de intercambio de prisioneros... ¿Qué puedo decir? Pensé que Dios había respondido a mis oraciones. Es un sentimiento que no puede describir ningún ser humano en el mundo", asegura la mujer, de 36 años de edad, a EFE.
La alegría pronto se convirtió en impotencia cuando Warda trató de cruzar a Jordania desde Jericó, en el este de Cisjordania ocupada, y las autoridades fronterizas israelíes le impidieron el paso. "En cuanto presenté mi pasaporte, el que estaba en la ventanilla me dijo que tenía prohibido viajar", explica.
"Esperé una o dos horas y vino una soldado para decirme que tenía prohibido viajar. ¿Por qué? Me dijo que no había razón, que consultara con el Shabak", asegura Warda, refiriéndose a la agencia de inteligencia interior israelí, también llamada Shin Bet.
Según informó a EFE Asil Saleh, portavoz de la Comisión de Presos Palestinos, el Ministerio de Defensa israelí ha emitido una orden prohibiendo a los familiares deportados a Egipto (unos 70 hasta el momento) salir de Cisjordania.
EFE preguntó al Ministerio de Defensa israelí, a la Autoridad de Prisiones y al Ejército por el caso de este preso y por la orden a la que se refiere la Comisión de Presos palestina, pero no recibió respuesta.
Deportado junto a sus hermanos
Mohamed Abu Hamid, de 45 años, fue deportado a Egipto junto a dos de sus hermanos, Naser y Sharif, como parte del segundo canje de rehenes israelíes en Gaza por presos palestinos en cárceles de Israel de la tregua, el pasado 25 de enero.
Los tres habían sido sentenciados a varias cadenas perpetuas por una serie de ataques contra israelíes en 2002, durante la Segunda Intifada.
Su madre, Latifa, tampoco puede visitarlos. "¿Qué autoridades de inteligencia son estas que prohíben a una madre de 74 años visitar a sus hijos?", lamenta en una entrevista con EFE en Ramala.
Latifa se sienta en una habitación rodeada de las fotografías de sus hijos. Tiene doce, diez hombres y dos mujeres. Todos han pasado por la cárcel.
La mujer explica que antes de las liberaciones solía viajar con normalidad, pero al intentar salir de Cisjordania la semana pasada se enteró de que el Shin Bet se lo había prohibido.
Otro de los hijos de Latifa, Abd al Munim, murió en un enfrentamiento con las fuerzas israelíes en 1994. Un segundo, Islam, continúa en prisión, y un tercero, también llamado Naser, murió de cáncer en la cárcel en 2022. Israel retiene el cadáver desde entonces.
Latifa asegura que sintió "una gran alegría" cuando supo de la liberación de Sharif, Naser y Mohamed, pero considera que todos los palestinos encarcelados en Israel son como sus hijos. "No callaré solo porque mis hijos hayan salido", explica.
"Nuestros hijos no son solo números, son prisioneros que lucharon y se sacrificaron por esta tierra, por la que dieron todo, incluyendo su sangre y su juventud", sentencia la mujer.
"El día más hermoso de mi vida"
Warda conoció a Mohamed a través de su hermana y se casaron el 15 de mayo de 2021. Fue la primera mujer palestina en casarse con un preso condenado a cadena perpetua. "Fue el día más hermoso de mi vida", asegura.
La mujer cuenta que solía visitar a su marido una vez al mes gracias a la Cruz Roja. "Lo visitaba en prisión y siempre había un cristal que nos separaba. Cada visita duraba 45 minutos", relata.
Warda siempre hablaba con Mohamed por el interfono, a través del cristal. Nunca le ha visto directamente, ni tocado, ni escuchado su voz en directo.
"Antes había un cristal que nos separaba en prisión. Ahora hay una pantalla de teléfono", lamenta la mujer, que pide presión internacional para permitir a las familias de los deportados salir de Cisjordania "para que puedan sentir que realmente son libres, en lugar de sentir que están alejados y aislados como si estuvieran en la cárcel".