A su favor tiene, destaca en una entrevista con EFE, que viene "de la casa", del SEAE, algo que es "muy útil en el mundo en que vivimos", dice, pues nadie tiene que explicarle cómo funcionan las cosas, y puede ayudar a la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, y a otros colegas.
Esa faceta suya, con una dilatada carrera diplomática en la UE y en las instituciones europeas, donde entró en 1994, así como la "complementariedad de perfiles" entre el suyo y el de Kallas, cree que fueron determinantes para que la ex primera ministra estonia la eligiese en un proceso de selección como número dos del SEAE, un puesto clave en el que se ejercita desde el 1 de febrero.
"Es verdad que yo tengo más sensibilidad por las cuestiones del sur o por las cuestiones de América Latina y un buen conocimiento de la Comisión Europea. Entonces, es un poco complementariedad de perfiles", señaló Martínez Carbonell, en una entrevista en la que repasó la situación en Ucrania y Oriente Medio, así como las relaciones con Estados Unidos o América Latina.
Martínez Carbonell se mostró convencida de que, con el apoyo de la UE, Ucrania podrá mantener una posición fuerte para una futura negociación con Rusia, y sobre una tregua, como la aceptada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, opinó que si está bien organizada y cuenta con un monitoreo, con sólidas garantías, puede asegurar cierta tranquilidad a la población que "lleva sometida al fuego ruso tres años".
Independientemente de la guerra en Ucrania o el liderazgo de Donald Trump en Estados Unidos, consideró que la UE solo necesitaba una "llamada de atención" para "despertar" en defensa: "Hace tiempo que venimos diciendo que tenemos que velar por nuestros propios intereses", recordó.
Sobre la propuesta de la Comisión Europea de movilizar hasta 800.000 millones de euros para inversiones militares, Martínez Carbonell destacó el "apoyo total" de los líderes comunitarios a esas cifras. "Nadie cuestionó las propuestas" de inversión en defensa en la cumbre extraordinaria de la semana pasada, recalcó.
"Creo que la opinión pública, y mucha gente aquí en Bruselas, todavía no es consciente de la envergadura de lo que se ha puesto en la mesa. Porque son propuestas que hace tres semanas serían inimaginables", reconoció.
Sobre la relación con Estados Unidos, donde trabajó en la delegación de la UE en la época de George W. Bush como inquilino de la Casa Blanca, dijo que la relación con la UE ha tenido altibajos pero a fin de cuentas, "como todo, es una cuestión de manejar las relaciones", sin entrar a comentar la actual guerra comercial abierta por Trump.
En cuanto a la situación en Oriente Medio, garantizó el apoyo de la UE a la solución de dos Estados y el respaldo financiero a la Autoridad Palestina y a la UNRWA, aunque puntualizó que los países de la región deben también contribuir a la reconstrucción de Gaza y la construcción de un Estado palestino, así como a "ocuparse de las crisis en su zona".
Por lo que respecta a Siria, pese a los últimos enfrentamientos con partidarios del depuesto régimen de Bachar al Asad que en los últimos días han causado un millar de muertos y que se están investigando, avisó de que el proceso de transición en el país "no va a ser lineal, sino que va a ser una senda con baches".
Finalmente, Martínez Carbonell dejó claro que la UE "no va a abandonar para nada la agenda" con América Latina, uno de sus socios tradicionales y región con la que celebrará en Colombia una cumbre a finales de año.
"La nueva realidad estratégica nos invita precisamente a reforzar vínculos con muchos otros países", concluyó esta funcionaria europea, que anteriormente se desempeñaba como directora general de Agenda Global y Relaciones Multilaterales dentro del SEAE.
En ese organismo ocupó varios cargos, incluido el de directora de Recursos Humanos dentro del SEAE, jefa de Coordinación de Políticas o responsable de la división dedicada a los Países Andinos.
Su conocimiento de la Comisión Europea data de la primera década de este siglo, cuando formó parte del gabinete de la austriaca Benita Ferrero-Waldner, tanto cuando fue comisaria de Exteriores como de Comercio.