Paul Johnson, responsable de los Laboratorios de investigación de Greenpeace, declaró en un comunicado que, aunque "no se está totalmente fuera de peligro", todo indica que se ha eludido la catástrofe.
"A fin de minimizar cualquier riesgo adicional para la vida marina, la prioridad ahora debe ser garantizar en la medida de lo posible que ambos buques permanezcan a flote; que no se produzcan más fugas de combustible del petrolero y que la carga del portacontenedores esté completamente asegurada", afirmó.
El incidente, que aún investigan las autoridades, "es un duro recordatorio de los riesgos asociados al transporte diario de millones de toneladas de petróleo y productos derivados en los océanos", agregó.
La Policía detuvo el martes bajo sospecha de "homicidio imprudente por negligencia grave" al capitán del carguero de bandera portuguesa Solong, un hombre de 59 años de nacionalidad rusa.
La propietaria alemana de este buque de carga, Ernst Russ, confirmó que los contenedores que previamente contenían cianuro de sodio estaban vacíos en el momento del accidente y aseguró que tanto el capitán como la empresa colaboran "activamente" en la investigación.
El Solong chocó antes de las 10 GMT del lunes contra el petrolero estadounidense Stena Immaculate, con 23 marineros a bordo y que transportaba combustible para el Ejército estadounidense, lo que provocó incendios en las dos embarcaciones, que están ya prácticamente extinguidos.
Excepto el marino del carguero desaparecido y que se da por muerto, los 36 tripulantes restantes de los dos buques fueron trasladados a salvo a tierra firme.
Las autoridades británicas investigan ahora posibles responsabilidades penales y el impacto medioambiental, después de que el Stena confirmara que había habido una fuga del combustible Jet-1 que llevaba, si bien se cree que, como apunta Greenpeace, los efectos serán limitados.