Guadalquivir, el río del sur de España usado como autopista fluvial por el narcotráfico

Cádiz (España), 12 mar (EFE).- El río Guadalquivir, en el sur de España, se ha convertido en una auténtica autopista fluvial para el narcotráfico, tanto para las mafias del hachís como, más recientemente, para las de la cocaína, que han transformado su cauce y sus riberas en un peligroso escenario.

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El Guadalquivir ha sido uno de los puntos históricos usados por los traficantes para introducir hachís desde Marruecos. Pero su uso por parte de las mafias se ha incrementado potencialmente desde hace seis años, cuando la presión policial en el Campo de Gibraltar (sur), mucho más cercano a la costa africana, hizo que la actividad se repartiera en otros puntos de la costa.

Su abundante y largo caudal, sus ramificaciones y sus orillas, plagadas de marismas y paisajes agrícolas, lo han convertido en un escenario fácil para las mafias y muy difícil de vigilar para la Guardia Civil.

El último incidente, el choque de dos narcolanchas registrado el martes a la altura de Lebrija (Sevilla), en el que resultó herido grave un narco, ha prendido de nuevo las alarmas sobre la actividad de los traficantes en este río, que atraviesa varias provincias andaluzas hasta desembocar en el mar en la provincia de Cádiz.

En este tramo del río, en los últimos 15 meses han muerto tres narcos y han resultado heridos al menos otros seis y dos agentes en choques de patrulleras con lanchas y enfrentamientos.

Las garrafas, el 'nuevo cultivo' que ha crecido a orillas del río

"Aquí hay miedo, nadie oye ni ve nada por miedo", dice un vecino de la zona, que asegura que el trasiego de narcolanchas casi se ha "normalizado" porque las ven a diario. "Al principio era de noche, ahora a todas horas", y especialmente cuando hay temporal.

Puntos como Lebrija, en las cercanías de Sevilla, se han convertido en las 'narcogasolineras' del río, donde se suministra combustible a las narcolanchas una vez que descargan sus alijos y se preparan para volver al mar.

"El nuevo cultivo que tenemos por aquí son las garrafas vacías. Está toda la orilla plagada", bromea otro vecino.

Más al norte, las orillas de Coria del Río ocultan puntos de descarga de la droga a la espera de seguir su viaje hacia el mercado final.

Su alcalde, Modesto González, ha afirmado que el río se ha convertido “en una autopista fluvial para las mafias" y ha pedido al Gobierno que ponga medios "desde la desembocadura del Guadalquivir, porque una vez que las narcolanchas entran en el estuario es muy difícil controlarlas”.

La cocaína también

El miedo entre los vecinos crece porque se ha detectado que las mafias de cocaína también han encontrado útil este cauce y son mucho más peligrosas.

El pasado 27 de diciembre, la Guardia Civil localizó siete toneladas de cocaína en dos zulos subterráneos hechos con contenedores marítimos en una finca en Coria del Río. El mayor alijo interceptado hasta la fecha mediante narcolanchas en el sur de España.

Los tres hombres que custodiaban los contenedores portaban armas largas, lo que indica la escalada del riesgo.

"Se trabajó mucho en los primeros años del 2000 para que los clanes de la cocaína no irrumpieran en las rutas del hachís", explica un agente de la zona, que admite que finalmente lo han hecho.

La cocaína que llega en barco desde América es trasladada a narcolanchas desde las costas de Marruecos o en mitad del mar.

Y esa droga supone un salto cualitativo en la violencia y el riesgo con el que operan las mafias: "mueve mucho más dinero, si desaparece un kilo de cocaína, alguien lo va a pagar. Eso no pasa con el hachís, se pueden perder mil kilos en un viaje y no pasa nada, se vuelve a cargar la embarcación, no hay represalias tan fuertes".

A la vista del aumento del peligro, la Guardia Civil española ha autorizado a los agentes a portar armas largas cuando se enfrenten a narcolanchas.

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