"El M23, apoyado por Ruanda, está acosando y atacando a activistas, periodistas y críticos pacíficos en áreas bajo su control en el este congoleño", dijo en un comunicado la investigadora sénior de HRW para la región de los Grandes Lagos, Clémentine de Montjoye, al extender también esas acusaciones a la Alianza Río Congo (AFC, en francés), coalición político-militar que incluye al M23.
El M23 tomó el fin de semana del 15 y el 16 de febrero Bukavu, estratégica capital de Kivu del Sur, vecina de Kivu del Norte, cuya capital, Goma, ocupó también el pasado 27 de enero.
Así, el grupo controla las capitales de estas dos provincias, fronterizas con Ruanda y ricas en minerales como el oro o el coltán, fundamental en la industria tecnológica y en la fabricación de teléfonos móviles.
Desde finales de enero, HRW entrevistó a más de veinte activistas y periodistas locales e internacionales en Goma y en la capital de la RDC, Kinsasa, así como en Buyumbura (Burundi), además de revisar mensajes, material audiovisual y grabaciones de discursos del M23 y de la AFC.
La organización, que recibió "información creíble" de que más de 200 activistas han buscado protección en ese periodo, aseguró que los rebeldes han dado palizas y ejecutado sumariamente a "supuestos partidarios" del Ejército y sus milicias aliadas, además de presuntos delincuentes, y han saqueado viviendas.
Uno de los asesinatos más sonados fue el del músico y activista de 27 años Delphin Katembo, conocido por su alias artístico 'Idengo', que recibió un disparo el pasado 13 de febrero, un día después de lanzar una canción titulada 'Bunduki' ('arma' en suajili), en la que se mostraba crítico con el M23, el Gobierno y otros grupos rebeldes.
Un portavoz del M23, Lawrence Kanyuka, aseguró que Katembo fue asesinado porque llevaba "insignias militares" y lo acusó de formar parte del movimiento ciudadano Lucha por el Cambio (LUCHA).
También las autoridades ruandesas han detenido a civiles congoleños "sin base legal evidente", señaló HRW, mientras el Gobierno y Ejército congoleños y sus grupos aliados han cometido "graves abusos", como ataques contra activistas defensores de los derechos humanos o presiones contra periodistas para controlar cómo cubren el conflicto.
El número de muertos por la violencia en Goma y alrededores superó los 8.500 desde enero pasado, aseguró el pasado 27 de febrero el ministro congoleño de Salud Pública, Samuel Roger Kamba.
El pasado 24 de febrero, la primera ministra de la RDC, Judith Suminwa, afirmó en Ginebra que, según cifras del Ministerio de Salud Pública, desde enero de 2025 el conflicto provocó la muerte de más de 7.000 congoleños, de los que 2.500 se enterraron sin identificar.
La actividad armada del M23 -formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994- se reanudó en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño en Kivu del Norte.
Desde entonces, ha avanzado por varios frentes, lo que ha elevado los temores a una posible guerra regional.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).