Fletcher se refería no solo a los recortes de la Administración Trump -que el martes anunció que eliminaba un 83 % de sus programas de ayuda exterior-, sino también, aunque no los citó, a los que ha emprendido los gobiernos del Reino Unido (una reducción del 40 %), Francia (37 %) o Países Bajos (30 %).
"Y entre la familia de la ONU y nuestros socios, estamos tomando decisiones al día sobre qué vidas vamos a priorizar, qué vidas vamos a intentar salvar", expresó Fletcher, que no dudó en decir que "estamos saliendo de una década humanitaria" y entrando "en la era de la indiferencia".
El responsable humanitario reconoció que la ONU debe "ampliar la base" de los donantes, toda vez que Estados Unidos proveyó el año pasado prácticamente la mitad del presupuesto mundial de ayuda humanitaria.
Con ese fin, dijo haber viajado hace dos semanas al Golfo Pérsico, donde los ricos estados petroleros no han estado nunca entre las listas de mayores donantes del mundo, dominada por EE.UU., países europeos, Japón o Canadá.
Fletcher reconoció que hay mucho trabajo por hacer en lo relativo a perfilar bien los objetivos y los receptores de la ayuda en cada caso para que los fondos vayan "a los programas que realmente se necesita apoyar", en respuesta a las críticas sobre la burocracia y el derroche de dinero en estos programas de asistencia.
"Creo que en este tiempo que tenemos por delante, estas semanas, van a definir la forma en que emergemos como movimiento humanitario, de nuestros retos a nuestra legitimidad, nuestra moral y nuestro destino", dijo Fletcher.