La Fiscalía de Pavía ha decidido imputar por el crimen a Andrea Sempio, amigo del hermano de la muchacha y que en el pasado ya había sido investigado, informan los medios locales.
Chiara Poggi fue brutalmente asesinada cuando tenía solo 26 años, el 13 de agosto de 2007, mientras se encontraba sola en la casa de su familia, en la localidad de Garlasco. Su cadáver fue hallado por su novio con golpes en la cabeza, aunque nunca se encontró el arma.
El homicidio suscitó una enorme conmoción en Italia hace dieciocho años y desencadenó un largo y enrevesado juicio que acabó cuando en 2015 el Tribunal Supremo condenó a 16 años de prisión a su novio, Alberto Stasi, absuelto anteriormente en dos ocasiones.
Actualmente el asesino cumple su condena en la prisión de Bollate, en la provincia de Milán, como único autor del crimen, aunque siempre se ha declarado inocente.
Sin embargo, los fiscales han decidido reabrir el caso e imputar a otra persona, Andrea Sempio, amigo del hermano de la víctima y que en el momento de los hechos tenía 19 años.
Su decisión se debe a que bajo las uñas de la muchacha se encontraron restos genéticos de Sempio, un hecho al que los anteriores investigadores restaron importancia porque el grupo de jóvenes usaban el mismo teclado del ordenador en casa de Poggi.
Pero una serie de análisis en las uñas de la víctima, con técnicas más modernas, ha hecho que la Fiscalía impute a Sempio como cómplice del homicidio.
Su abogado, Massimo Lovati, ha asegurado a los medios que su cliente está "consternado y disgustado".
Sempio se ha negado a someterse a nuevas pruebas biológicas y genéticas pero el juez le ha obligado a llevarlas a cabo mañana 13 de marzo.
La Fiscalía además pretende verificar la "compatibilidad del tamaño de las huellas encontradas en el lugar del delito con la talla de los zapatos" de Sempio así como las huellas digitales detectadas en la jabonera del baño de la casa del crimen.