España se comprometió la semana pasada con el nuevo plan de defensa de la Unión Europea, que contempla nuevas herramientas e instrumentos para facilitar que todos los países europeos hagan un esfuerzo anticipado respecto a lo que se habían marcado con anterioridad, el año 2029.
El compromiso adoptado por el socialista Sánchez no ha gustado al socio minoritario de la coalición de gobierno en España, la agrupación de partidos de izquierdas Sumar (izquierda), ya que algunas de las formaciones que la componen ven el aumento del gasto militar como una amenaza para las políticas de gasto social.
Ante la falta de unanimidad en el Gobierno, el presidente del Gobierno español mantuvo este jueves una ronda de encuentros con los partidos políticos representados en el Congreso (la Cámara Baja del Parlamento español), salvo el ultraderechista Vox, para abordar la seguridad en Europa y el incremento del gasto en defensa.
En un rueda de prensa tras la ronda de reuniones, Sánchez aseguró que España está preparada para llegar al 2 % del PIB en gasto en defensa antes de 2029, pero prometió no recortar "ni un céntimo" de gasto social para destinarlo a ese fin.
La mayoría de los partidos insisten en que cualquier decisión se debe someter al control del Congreso, pero Sánchez se limitó a señalar que todo lo que tenga que pasar por el Parlamento pasará, pero que el Ejecutivo también tomará las decisiones que le competan.
El líder del conservador Partido Popular (PP), que encabeza la oposición en el Parlamento, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que Sánchez no tiene un plan para el país en materia de defensa y advirtió que será "muy difícil" llegar a una acuerdo si el Gobierno no respeta a la fuerza política mayoritaria e intenta eludir al Parlamento.
A las reservas del PP se suma la negativa de algunos partidos que facilitaron la investidura de Sánchez pero que no forman parte de la coalición de Gobierno, como los nacionalistas catalanes ERC o el izquierdista Podemos, que creen que un aumento del gasto militar afectará al gasto social en España.
Tras las reuniones, solo el Partido Nacionalista Vasco y los regionalistas de Coalición Canaria respaldaron los objetivos de Sánchez, mientras que los independentistas catalanes de Junts no adelantaron una posición firme.