Las interrupciones del servicio eléctrico son frecuentes en Cuba y reflejan la grave crisis energética por la que atraviesa el país caribeño. Los apagones superan las 20 horas diarias en varias regiones del interior; mientras que en La Habana oscilan entre las cuatro y las seis horas al día.
La situación no ha mejorado en lo que va de 2025 que ya registró el mayor índice de afectación reportado en al menos dos años con el 57 % del país a oscuras. A finales del año pasado ocurrieron tres apagones nacionales.
La UNE, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, calcula para esta jornada una capacidad máxima de generación eléctrica de 1.875 megavatios (MW) en el horario “pico”, en la tarde-noche para una demanda de 3.250 MW.
El déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 1.375 MW y la afectación real -los circuitos que se desconectarán preventivamente para evitar un apagón desordenado- alcanzará los 1.445 MW en el momento de mayor consumo.
La UNE informó que ocho de las 20 unidades de producción termoeléctrica (distribuidas en siete centrales) están averiadas o en mantenimiento actualmente. Además, 48 centrales de generación distribuida y una central flotante (patana), entre otras instalaciones, están fuera de servicio por falta de combustible (fueloil y diésel).
Expertos independientes explican que la crisis energética se debe a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959, mientras el Gobierno apunta a los efectos de las sanciones estadounidenses en este ámbito.
Las centrales termoeléctricas están obsoletas, tras décadas de explotación y déficit de inversiones; y la paralización de otras infraestructuras está ligada a la falta de fueloil y diésel, porque el Estado no tiene divisa para importarlos.
Según diversos cálculos independientes, el Gobierno cubano precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para reflotar el Sistema Eléctrico Nacional, una inversión fuera de su alcance. Y cualquier solución sería posible tan sólo a largo plazo.
Los frecuentes apagones lastran la economía cubana, que se contrajo un 1,9 % en 2023 y no creció el año pasado, según estimaciones del propio Gobierno. De acuerdo a esas cifras, el PIB de la isla sigue por debajo de los niveles de 2019 y no lo superará este 2025, para el que el Ejecutivo prevé un avance del 1 %. (EFE)
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