La isla se encuentra sumida en una profunda crisis energética sin soluciones posibles a corto plazo y lleva desde el pasado agosto registrando largos cortes en el suministro por las múltiples averías en sus plantas termoeléctricas y falta de combustible para los motores de generación distribuida.
El país ha sufrido cuatro apagones nacionales en los últimos seis meses, desconexiones que la UNE tardó varios días en subsanar. Actualmente, amplias áreas del país registran habitualmente apagones de en torno a 20 horas diarias.
La UNE, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, estima para el 'pico' de demanda de esta jornada una capacidad máxima de generación eléctrica de 1.838 megavatios (MW) y una demanda de 3.250 MW.
El déficit (la diferencia entre oferta y demanda) será de 1.412 MW y la afectación (lo que se desconecta realmente) llegará a los 1.482 MW en la tarde-noche, el horario de mayor demanda.
El informe de la empresa da cuenta sobre averías y mantenimientos en cinco de las 20 unidades de producción termoeléctrica (distribuidas en siete centrales).
Expertos independientes explican que la crisis energética se debe a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959.
De acuerdo a diversos cálculos independientes, el Gobierno cubano precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para reflotar el Sistema Eléctrico Nacional, una inversión fuera de su alcance. Y cualquier solución sería posible tan solo a largo plazo.
Los frecuentes apagones lastran la economía cubana, que se contrajo un 1,9 % en 2023 y no creció el año pasado, según estimaciones del propio Gobierno. De acuerdo a esas cifras, el PIB de la isla sigue por debajo de los niveles de 2019 y no lo superará este 2025, para el que el Ejecutivo prevé un avance del 1 %.