Los secuestros son un problema generalizado en países de la región del Sahel como Níger, Mali y Burkina Faso, en un contexto de creciente inseguridad por las operaciones de grupos armados, muchos de ellos ligados al yihadismo y afines a grupos terroristas como Al Qaeda o el Estado Islámico.
Este año se ha constatado en algunos de los países de la región un aumento de los secuestros de extranjeros, aunque la mayoría de las víctimas siguen siendo miembros de comunidades locales golpeadas por el conflicto.