"Será más que un servicio de mensajería nacional, contará con funciones interesantes y únicas", dijo Serguéi Boyarski, presidente del Comité de Política de la Información de la Duma Estatal.
Según el parlamentario, este servicio permitirá un "entorno seguro y confiable para la comunicación, las llamadas telefónicas y, al mismo tiempo, la recepción de servicios gubernamentales y comerciales".
Uno de los objetivos es que no sea necesario presentar documentos en papel al registrarse en hoteles o confirmar la edad para realizar determinados pagos al presentar la firma digital, señaló.
Para los impulsores de la ley, el análogo más cercano es la aplicación china WeChat, que según Amnistía Internacional se caracteriza por la falta de protección de la privacidad de sus usuarios y contribuye a mermar la libertad de expresión en el país asiático.
El gobierno ruso delegará el desarrollo de la aplicación a una empresa rusa con una página web que tenga una audiencia de más de 500.000 usuarios diarios, que permita la publicidad y funcione mediante aplicaciones preinstaladas en los dispositivos electrónicos.
Otro requisito que deben cumplir las empresas es gozar de derechos exclusivos sobre el programa incluido en el registro de software ruso.
Anteriormente, el ministro de Transformación Digital, Maksut Shadáev, declaró en una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin, y miembros del gobierno, que el servicio de mensajería nacional se desarrollaría a través de una empresa subsidiaria de VK, hasta 2021 conocida como Mail.ru Group.
Censura y control estatal
Durante los últimos años el gobierno ruso ha tratado de controlar el acceso a determinado contenido en internet, así como a canales de comunicación y redes sociales.
Este control se incrementó radicalmente con el inicio de la guerra de Ucrania en 2022, cuando el Kremlin prohibió el acceso a determinadas plataformas y servicios web, entre los que se encuentran medios de comunicación opositores y extranjeros, pero también a aplicaciones, por ejemplo, algunos de los servicios de la tecnológica Meta, que incluyen Facebook e Instagram.
Actualmente la mayoría de los usuarios rusos se comunican a través del chat de Telegram, y en menor medida a través de Whatsapp, que hoy mismo ha sido multada con 3,5 millones de rublos (casi 45.000 dólares) por negarse a eliminar contenido prohibido en Rusia.
Hoy mismo, la plataforma independiente Vazhniye Istorii (Historias Importantes) vinculó la protección de los servidores de Telegram y los del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), alegando que es la misma empresa la responsable del mantenimiento de la infraestructura de sus servidores.
El fundador de Telegram, Pável Dúrov, fue criticado en su momento por alinearse en ocasiones con narrativas e intereses del Kremlin, tales como el bloqueo de iniciativas políticas de la oposición rusa, incluidas las del fallecido disidente, Alexéi Navalni.
Mientras Telegram sirvió como plataforma de coordinación para la oposición rusa en años anteriores, el Kremlin trató en diversas ocasiones de censurar por completo la red social.
Se sospecha que la propuesta digital de Moscú responda a la intención de seguir la línea de un control total del ámbito comunicativo entre sus ciudadanos, tal y como sirven de precedentes sus anteriores políticas o las comparaciones que realizan con la versión china WeChat, sometida a censura y vigilancia estatal que ha servido de herramienta para la detención de opositores al régimen.