"Nuestro sistema bancario corre el riesgo de volverse cada vez más selectivo y distante, atento solo a las grandes áreas urbanas" por lo que "pedimos al Gobierno que abra una mesa permanente" antes de que la inclusión financiera, "se convierta en una emergencia social y productiva", dijo su vicepresidente, Giuseppe Spadafora, en un comunicado.
El 31 de diciembre de 2024, las sucursales bancarias italianas se situaban en 19.655, lo que supone 505 menos que el año anterior y una reducción del 2,5 % que afecta principalmente a bancos pertenecientes a grandes grupos y "confirma la tendencia a racionalizar la red física en favor de modelos digitales y de consultoría", se explica en un informe del Centro de Investigación de Unimpresa.
Al mismo tiempo, se ha producido un fuerte aumento de los consultores financieros (15,1 %), mientras continúa el descenso de cajeros automáticos y terminales de pago electrónico, estos últimos disminuyendo en más de 220.000 unidades.
Especialmente significativos son los datos relativos a las terminales de pago electrónica, que se han reducido de 973.744 a 752.465 , una disminución del 22,7%, lo que es "una señal alarmante que no se puede ignorar", según Spadafora.
"Tras esta racionalización, a menudo justificada con la digitalización y la eficiencia de los servicios, se esconde una progresiva desertificación financiera que perjudica drásticamente a las zonas del interior, a los pequeños municipios y a la economía en general de nuestro país", alerta.
La organización asegura que "tras las cifras se esconde un profundo cambio en el modelo de relación entre banco y cliente: menos sucursales, más consultores móviles", en particular, los bancos por acciones pertenecientes a grandes grupos "están reforzando significativamente esta estrategia, aumentando su personal dedicado a la promoción financiera en más de 4.400 unidades".
Según los analistas del Centro de Investigación Unimpresa, los datos de 2024 confirman una transición estructural en el sector bancario hacia una presencia física más reducida, un uso cada vez más generalizado del asesoramiento financiero personalizado y una infraestructura tecnológica que aún necesita consolidarse en términos de uniformidad y eficiencia.