Las dificultades de la Conferencia de Sevilla refuerzan un mensaje de optimismo

José Luis PaniaguaSevilla (España), 5 jul (EFE) - Ni la ausencia de Estados Unidos ni la representación gubernamental discreta, ni la constatación de la gravedad de la crisis que afronta el financiamiento de la ayuda internacional al desarrollo dejaron sensación de fracaso en la Conferencia de Sevilla. Al contrario, el multilateralismo en acción y la capacidad de convocatoria de actores de todo tipo refrendaron que aún hay más voluntad de mejorar que de rendirse.

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La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo estuvo marcada por la omnipresente ausencia de Estados Unidos; apenas 25 jefes de Estado y 15 jefes de Gobierno tomaron el estrado durante los cuatro días de sesiones y debates, y el consenso fue casi unánime al sentenciar el actual modelo de ayuda al desarrollo.

En los pasillos no eran pocas las voces de delegaciones oficiales que en pequeño comité reconocían que el modelo de hacer a los países en desarrollo endeudarse para conseguir progreso es simplemente "un rotundo fracaso".

Sin embargo, lograr reunir en Sevilla a actores de la sociedad civil, el sector privado y financiero, las agencias de la ONU y los países refuerzan el multilateralismo y refrenda la voluntad para ayudar a quienes más lo necesitan.

Luces y sombras

Para Luz María de la Mora, directora de la División de Comercio Internacional de UNCTAD, lo peor de la cumbre fue la ausencia de Estados Unidos, único país que decidió no acudir a la reunión de Sevilla por su desacuerdo con no pocos puntos de la declaración conjunta.

"Es un actor que tiene que estar porque finalmente es un actor muy importante y sobre todo para financiar el desarrollo", dijo a EFE la ex subsecretaria de Comercio Exterior mexicana.

Paradójicamente la ausencia de Estados Unidos se convirtió en un respaldo improvisado al multilateralismo y a discusiones abiertas y en ocasiones muy críticas al balance que dejan décadas de políticas en busca del desarrollo.

"En un momento donde el multilateralismo está muy cuestionado, el que se haya podido dar una reunión de esta naturaleza con una presencia importante de gobiernos, de sector privado, sociedad civil, me parece que fue muy importante", dijo.

En Sevilla ha habido números que hablan por sí solos. La brecha de financiación anual es de más de 4,3 billones de dólares para el desarrollo sostenible, los países necesitados de ese apoyo pagan alrededor de 1 billón de dólares anuales en servicio de deuda y a 21 países el cumplir les cuesta el 10% de su PIB.

"El tema de la deuda es un tema que es serio, es grave, afecta a los países en desarrollo, pero también a los países desarrollados", señaló De la Mora.

Sin embargo, la sensación es que las instituciones a pesar de los cuestionamientos tienen un papel que jugar en todo esto.

"Creo que quedó muy claro que las instituciones sirven, son importantes, son relevantes y tienen un papel que jugar en como un espacio de diálogo y un espacio de intercambio de propuestas y también un espacio para plantear hacia dónde nos vamos a dirigir", indicó

¿Y ahora que?

Para De la Mora, "el haber tenido esta conferencia, el haber tenido las discusiones que se tuvieron y también el poder sentarnos a hablar y plantear hacia dónde nos vamos a mover, creo que eso es lo más valioso", dijo.

El director asociado de Programas, Prosperidad Económica y Climática en Open Society Foundation, Alvin Mosioma, destacó que cada 10 años se produce esta reunión y se sale con una ambiciosa carta de ruta, pero el gran desafió es "pasar de la retórica a la acción".

"Eso requiere voluntad política y esa es una de las cosas de las que escasean la mayoría de los países europeos", dijo a EFE.

En ese contexto, con un occidente en retroceso y los fondos al desarrollo y al propio sistema de naciones unidas recortados surgen alternativas. En Sevilla se plantearon todo un abanico de opciones que van desde la búsqueda de sistemas más fuertes de financiación, las reformas fiscales o la asunción de más peso por parte de economías emergentes ya consolidadas.

Eso plantea nuevas tensiones como el hecho de que China, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, países con un historial pobre en materia de derechos humanos emergen como potenciales mecenas del desarrollo.

"Es difícil imaginar un escenario donde todos los problemas interrelacionados e interconectados tengan soluciones que sean coherentes consigo mismas", señala Mosioma

No obstante recuerda que otros países actualmente generan ya esas contradicciones.

"Un país puede ser el país más pacífico del mundo internamente, pero afuera causar mucho caos (...) así qu tenemos que vivir con esas contradicciones", dijo.

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