El natalicio y la polémica que envuelve todo lo relacionado con el Tíbet y la sucesión de esta figura religiosa se topan en China con la censura oficial, la renuencia a tocar un tema tabú y una indiferencia alimentada por el pragmatismo.
Así, en el corazón de Pekín, turistas y fieles se mezclaban de la forma habitual este caluroso fin de semana en el Templo del Lama, el mayor lugar de culto budista de la capital, donde cada día se forman largas colas de chinos que profesan la religión de Buda, aunque los monjes no se avistan con facilidad.
Sin embargo, el tema sí se ha filtrado a las redes sociales chinas, donde se pueden encontrar comentarios al hilo de unas declaraciones realizadas esta semana por la portavoz jefa del Ministerio de Exteriores, Mao Ning.
Y es que el Gobierno y los medios estatales rompieron en los últimos días el silencio oficial para pronunciarse sobre el nuevo plan de sucesión sobre la mesa que desafía la frontal oposición de China y volver a defender que la designación del próximo dalái lama debe llevarse a cabo según las leyes chinas y bajo los designios del Gobierno de Pekín.
En redes como Weibo, Xiaohongshu o Douyin no hay publicaciones o comentarios sobre el cumpleaños, pero sí numerosas reacciones a los comentarios de la portavoz Mao, en su mayoría alineadas con el oficialismo, como un internauta que afirma que "cualquiera que dañe la unidad del pueblo chino no tiene otro destino que la destrucción".
Paradójicamente, las palabras de Mao han sido eliminadas de la transcripción oficial de la conferencia de prensa en la que las pronunció el pasado martes.
"Separatista disfrazado de líder religioso", "mentiroso" o "herramienta de Estados Unidos para meterse en los asuntos internos de China" son algunas de las frases que dedican los internautas al dalái lama, junto a otras opiniones que tachan el budismo de "superstición feudal" y creen que no tiene lugar en el mundo de hoy.
A la draconiana censura de la que son objeto estas redes se les ha escapado también algún comentario irónico sobre el control estatal: "hasta la reencarnación tiene que pasar por el Gobierno chino", opinaba un usuario.
Mientras, Pekín no ha respondido por el momento a la denuncia realizada este domingo por el Kashag, el gabinete del gobierno tibetano en el exilio, que ha asegurado que las autoridades chinas están "prohibiendo por la fuerza" a los tibetanos dentro del Tíbet realizar "incluso las actividades religiosas más básicas" para honrar a su líder.