Según el informe, entre 2022 y 2024, la inseguridad alimentaria afectó, en promedio, al 15 % de los empleados asalariados y a un 7 % de los trabajadores registrados.
"Los que no aportan a la seguridad social presentan niveles de inseguridad alimentaria notablemente superiores en comparación con aquellos con aportes. La precariedad laboral se asocia con una mayor vulnerabilidad alimentaria", señala el informe.
De acuerdo al estudio, la inseguridad alimentaria tiene una mayor incidencia en los estratos socioeconómicos bajos, en hogares en situación de pobreza y en personas con menor nivel educativo, y también entre los jóvenes y las mujeres.
El informe observa, por otra parte, que los trabajadores afiliados a sindicatos tienden a tener mayor seguridad alimentaria, "fenómeno que se vincula con mejores condiciones laborales y acceso a derechos".
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La carga horaria y el sector de inserción laboral también influyen en los niveles de seguridad alimentaria, ya que trabajadores subempleados, en sectores informales o de baja calificación muestran mayores niveles de inseguridad alimentaria.
