Sindicatos, la Cámara de Trabajadores y el gobernante Partido Socialdemócrata (SPÖ) denunciaron que la operación, que supondrá el estreno de trenes chinos en trayectos de larga distancia dentro de la UE, pone en riesgo a la industria europea y supone una pérdida de empleo y conocimiento técnico.
Westbahn, que incorporó los trenes chinos en régimen de alquiler por diez años, compite con la empresa pública ÖBB en algunos trayectos y es en su mayoría privada, aunque la compañía estatal de trenes francesa SNCF tiene una participación del 20 %.
La empresa defiende el acuerdo con el fabricante chino al alegar que "una parte importante del desarrollo, diseño y componentes esenciales", como frenos y sistemas de seguridad, procede de países europeos.
Westbahn también argumenta que los fabricantes europeos tienen plazos de entrega muy largos, de hasta cuatro años, frente a los tiempos más cortos de CRRC.
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CRRC es el mayor fabricante ferroviario del mundo y factura alrededor del doble que sus principales competidores europeos, como Alstom y Siemens.
En medio de la polémica, el ministro austriaco de Infraestructuras, el socialdemócrata Peter Hanke, dijo este miércoles que propondrá antes de fin de año en Bruselas nuevas normas europeas para proteger a la industria ferroviaria frente a la competencia china.
En declaraciones a la agencia austríaca APA, Hanke defendió que la seguridad y la soberanía europeas deben tener un papel decisivo en futuras licitaciones del sector ferroviario, que deben priorizar a la industria del bloque comunitario.
Hanke adelantó que propondrá incluir la soberanía tecnológica y la seguridad como nuevos criterios en los procesos de compra de material ferroviario y pidió no repetir lo ocurrido con la industria fotovoltaica, desplazada por la competencia china.
El ministro alertó también sobre posibles riesgos vinculados al uso de software no europeo y aseguró que "saber cuándo un tren se detiene o arranca debe formar parte de la soberanía de un Estado, incluso la sospecha de que pueda controlarse desde fuera debe descartarse por completo".
La Comisión Europea ha abierto dos investigaciones antisubsidios contra CRRC por la sospecha de que el apoyo financiero estatal que recibe puede distorsionar la competencia en el mercado interior europeo.
El grupo CRRC ha intentado ganar presencia en Europa a través de filiales locales y adquisiciones industriales, como la compra de 'Vossloh Locomotives' en Alemania.
