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Los recursos serán destinados “exclusivamente” a la “recuperación de los mosaicos del periodo bizantino”, que se encuentran en la parte sur de la nave original del santuario, señaló la Cancillería brasileña en un comunicado.
Las obras de restauración del templo empezaron en 2013 y está previsto que terminen el próximo año. Además de Brasil, han contribuido en este proyecto Chile, Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Marruecos, Noruega, Polonia, Rusia y Turquía, entre otros países. “ Se trata de uno de los monumentos de peregrinación cristiana más importantes del mundo, con inmenso significado histórico, cultural y turístico”, indicó el Gobierno brasileño.
La basílica, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, recibe cerca de tres millones de visitantes al año. Los trabajos de restauración son vigilados por la Unesco y están auditados por la empresa Deloitte Touche Tohmatsu. Brasil ya contribuyó en la restauración de otros dos templos cristianos en Tierra Santa: la Basílica de las Naciones, en Jerusalén, y la Iglesia de la Anunciación, en Nazaret.