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JERUSALÉN. Leila Al Ghandur, de ocho meses, murió a mediados de mayo, cuando el grupo Hamás organizó una arremetida contra la frontera de Israel, intentando sobrepasarlas, a la vez que se desarrollaba una manifestación tradicional palestina.
La familia de la bebé acusó, entonces, al ejército israelí de haber provocado su muerte al utilizar gases lacrimógenos contra los manifestantes.
Sin embargo las informaciones de un médico palestino que conocía a la niña y su familia y según el cual el bebé sufría problemas cardíacos.
A la vez que Mahmud Omar, un gazatí de 20 años, primo de la niña, declaró durante los interrogatorios que los padres de Leila habían recibido 8.000 séqueles (2.200 dólares) de la parte de Yahya Sinuar, el jefe de Hamas en la Franja de Gaza, para que dijeran que la niña falleció por inhalación de gas.
Mahmud Omar fue capturado el 28 de mayo por las fuerzas israelíes cuando intentaba infiltrarse en Israel.
Los padres niegan estas declaraciones y sostienen la versión que ya habían contado.
Según la familia, un tío de la niña de apenas 11 años de edad, que estaba con la bebé, la llevó hasta la frontera israelí para buscar a los padres de la niña, donde ocurrían las manifestaciones, y entonces, murió por los gases lacrímogenos que los israelíes estaban lanzando para evitar que la masa de palestinos atropelle la frontera.
El ejército israelí denunció una “invención” por parte de Hamás, el movimiento islamista que dirige la Franja de Gaza y controla las autoridades sanitarias, y que fue creado para lograr la "destrucción del Estado de Israel", según sus propias palabras.
Los propios palestinos no incluyeron el nombre de la bebé en la lista de palestinos muertos durante el enfrentamiento con el ejército israelí, a la espera de un informe sobre si la niña sufría antes una enfermedad y si el gas contribuyó en su muerte.