Luego se rompieron los caños, que fueron arreglados por la Essap, y después de un mes se volvieron a romper a pocos metros. Vidal Aveiro, vecino del barrio, aseguró que “en cada lluvia se forma una laguna, se me inunda la casa. Vinieron funcionarios de la Essap, arreglaron el caño roto, destruyeron el empedrado y volvió muy pronto a tener otra pérdida a pocos metros. El agua se queda acumulada”, dijo.
Y con un tono de preocupación, agregó: “Mi casa tiene millones de grietas, cada 15 días limpio mi terreno, trabajo de día y de noche. Tengo mi hijo chiquito que tiene muchas picaduras de mosquitos. Mi desesperación es que hay cucarachas, arañas, mosquitos. Tengo miedo del COVID y del dengue”, señaló.
La ineptitud multiplicada, una vez más, ha gastado dinero en una obra pública, pero que es ineficiente porque al poco tiempo tiene problemas como la pérdida de agua, que resulta muy perjudicial para cualquier obra vial.
En el barrio San Francisco de Zeballos Cue claman por una reparación eficiente para paliar estos graves problemas que les afectan en su vida cotidiana.