Ministra de Justicia pensó en renunciar

La ministra de Justicia, Cecilia Pérez, reconoció que pensó en renunciar varias veces, no solo durante el fatal motín ocurrido esta semana en la Penitenciaría de Tacumbú. Aclaró, sin embargo, que no fue por algún tipo de presión política, sino más bien por el estrés y el cansancio físico que le acarrea el cargo, pues inclusive suele recibir amenazas.

La ministra de Justicia, Cecilia Pérez, en estudios de ABC Cardinal.
La ministra de Justicia, Cecilia Pérez, en estudios de ABC Cardinal.

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“Esto fue muy duro, fue un golpe muy fuerte, por las muertes en comparación con la fuga de Pedro Juan. Nosotros estamos en emergencia hace rato, y esta es una oportunidad para que se escuche lo que decimos, porque no nos están escuchando desde hace mucho. Hay medidas que se deben tomar con otros estamentos del Estado, no solo del gobierno, sino del Estado en general”, dijo la ministra Cecilia Pérez durante una visita a los estudios de ABC Cardinal.

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Señaló que el nivel de crisis y presiones sobre ella llegaron a tal punto que “pensé en renunciar pero creo que es más por un lado humano”. “Hubo un momento en que dije en que esto no tiene solución y que no íbamos a resolver. Pero creo que fue un momento de desánimo; después volvés a pensar y continuar”, agregó.

Dijo que ella recibe amenaza de parte de algunos grupos cuyos negocios se cortan con las decisiones que toman y estas situaciones son las que le hacen replantearse si seguir o no en el cargo. Además señaló que hay sectores políticos que presionan, por más que algunos negaron. “Hay muchos que están molestos con las decisiones que tomamos y le aguamos el negocio. Yo ya tengo luego antecedentes de que me cerraron el paso en el auto en la calle; yo recibo amenazas”, puntualizó.

Agregó que la corrupción es un problema grave, no solo del sistema penitenciario, sino también en el estamento de la Justicia. Hay algunas ocasiones en que los jueces son demasiados garantistas y dan libertad por casos graves y otras en que les envían a prisión por casos no tan graves. Manifestó que tras las rejas hay muchos “negocios” que son alentados por el desorden y la superpoblación de las cárceles.

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“Desde el momento en que el Estado no tiene una capacidad para brindar algunas garantías comienzan los negocios; por ejemplo al tener una superpoblación comienza la venta de la celda, la búsqueda de un mejor lugar o para que te den una buena comida”, lamentó la ministra de Justicia.

Por otro lado, dijo que en las cárceles se tienen dos facciones bien definidas y agresivas y otras organizaciones que se formaron afuera y luego ingresaron al sistema penitenciario. Esta situación genera brotes de conflictos de manera diaria.

“PCC tiene un esquema de captación de reos, en tanto que los del Clan Rotela está más organizados para defenderse del PCC. Ellos se organizan para defenderse del PCC, que es muy fuerte aquí”, admitió la secretaria de Estado.

Nuevas penitenciarias para el 2022

La ministra Cecilia Pérez dijo que para fin de año terminarían de construir, equipar y habilitar los tres nuevos centros penitenciarios y estima que para enero del 2022 se comenzarían a enviar allí a los reos. En estos sitios tenemos pabellones de máxima seguridad y con eso vamos a tratar de desbaratar los clanes porque a cada uno vamos a tenerlos en forma individual en las celdas, pues el régimen de máxima seguridad tiene un concepto más de aislamiento a los reos peligrosos.

Agregó que a nivel país la población penitenciaria es de 14 mil personas privadas de su libertad diseminadas en los 18 centros penitenciarios y de esta cantidad el 80% de los presos no tiene condena. Manifestó además que solo tienen 2.000 agentes penitenciarios para esa cantidad de reos.

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Por otro lado, explicó que las cárceles actuales necesitan mayor reparación, si bien se tienen recursos para el mantenimiento y lo que se realiza son solo parches, que explotan a los tres meses porque las infraestructuras ya están antiguas. “En el Buen Pastor por ejemplo se debe cambiar todo el sistema eléctrico, esa no es luego una cárcel, nació como un convento y se fue adaptando. Tacumbú sí nació como una cárcel, pero creció de manera desorganizada y ya está colapsado”, puntualizó.

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