Un incansable trabajador

Juan Ramón López, conocido como “Ka'i”, es un antiguo vendedor de la zona de Reducto, San Lorenzo. Hace cinco años, un accidente lo obligó a usar una muleta para movilizarse, pero esto no resulta un impedimento para que siga con su labor diaria.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/KMDJ4UAU4ZG7RPV7XKRTY2ZKVI.jpg

Cargando...

El popular “Ka'i” sube a los colectivos ofreciendo su torta negra, “ka'i ladrillo”, y otros productos afines, todos los días. Su recorrido generalmente abarca la zona de Reducto, entre Ñemby, Capiatá y San Lorenzo, pero se desplaza por otras zonas. Incanzable a la hora de trabajar, su historia como vendedor ambulante se inició hace más de 20 años, cuando empezó a incursionar como vendedor de helados, recorriendo los colegios de la zona.

Su inconfundible camiseta celeste y kepis lo distinguían siempre en cada domingo de fútbol en el torneo de la Liga Sanlorenzana, en cuyas canchas también se hizo conocido por estar cada jornada. Trabajaba -o mejor dicho, sigue trabajando- de domingo a domingo. Entre semana, recorriendo barrios, y los fines de semana buscando misas dominicales o alguna cancha en donde la pelota convoque a pontenciales clientes.

Pero la venta de helado, con el paso de los años, empezó a perder clientela y Ka'i tuvo que empezar a rebuscarse en otros rubros. Cambió barquillos por miel y se dedicó de lleno a la venta de productos afines, como la torta, el maní ku'i, entre otros, que empezó a rendirle mejor. “Hay que buscar otras alternativas porque nadie te perdona nada”, dice Ka'i en su cerrado guaraní, en pleno colectivo de la línea 20.

Hace cinco años, Ka'i sufrió un accidente. Cuando se disponía a bajar de una unidad de la Línea 59 “La gran capiateña” -ya vendía tortas en ese momento- su pantalón quedó atascado por una parte de la escalera para bajar del colectivo, lo que le hizo caer mal y su pie izquierdo quedó bajo las ruedas del bus, que siguió su marcha. Tras recuperarse de las heridas, tuvo que usar muleta para movilizarse, ya que la pierna izquierda quedó con algunas consecuencias de las operaciones. “Son bravos los abogados del seguro de esta empresa, pero le peleé y conseguí que al menos me ayudaran en algo. Después ya no seguí el tema, es muy difícil cuando no tenés plata para aguantar o seguir una demanda así”, señala Ka'i, mientras atiende a una pasajera que se dispone a comprar un par de “tortas de miel”.

A pesar de esta situación, Ka'i deja un mensaje: “Nadie te regala nada y mientras tenga fuerza, voy a seguir trabajando”. Señala, además, que no tiene que reclamar nada a su familia para vivir, porque él todavía puede. Su parada de ayer domingo era la Iglesia Virgen del Rosario, ubicada en el límite entre San Lorenzo y Ñemby, en donde sabía de algunas actividades que podía atraer público.

Así son los días de “Ka'i” López: subiendo a buses, caminando kilómetros, con una muleta y su canasta de tortas a cuestas, y una tremenda fuerza de voluntad que derriba obstáculos y deja enseñanzas.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...