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La abogada Gloria Barrios, que representa a la Municipalidad, dijo: “La sentencia ratifica que la administración de los bienes públicos es responsabilidad del Poder Ejecutivo. Concret Mix puso en tela de juicio esta prerrogativa constitucional”.
Desde el año 1962 la empresa ha venido depredando la identidad de una comunidad hasta el 2017, año en que Horacio Cartes –al vencer el contrato con la empresa– decretó que la propiedad regrese a su legítimo dueño.
Concret Mix pretendió que se anulase este decreto para seguir con el negocio y acabar definitivamente con el cerro. De lo que ha sobrado de él, desde la devolución en el mencionado año, se utilizó como escenario de multitudinarios actos religiosos, artísticos, turísticos. Es el respiro de alivio de una población a la que se le hizo justicia. Pero Concret Mix le dio la espalda a este regocijo y fue a la Corte. Entendió que una actividad comercial, personal, está por encima de los intereses de todo un pueblo.
El agente fiscal Édgar Moreno se opuso a las pretensiones de la empresa de que se anulase el decreto. Dijo Moreno: “Concret Mix no tiene legitimidad en la acción de inconstitucionalidad. La empresa no demostró que haya sido perjudicada en su derecho o bien jurídico”. El contrato de la empresa con el Ministerio de Obras Públicas feneció en mayo de 2016. No se renovó. Fue cuando el Poder Ejecutivo devolvió el cerro al pueblo de Ñemby. En un momento de descuido, el entonces ministro de Obras Públicas, Salyn Buzarquis, extendió el plazo para la explotación del cerro. Esta resolución no fue respaldada por el decreto respectivo, por lo que no cabía la pretensión de hacerla valer.
¿Para qué Ñemby quiere el cerro? Primero, porque es suyo; segundo, es su identidad; tercero, su explotación comercial le resulta altamente perjudicial; cuarto, para seguir y acrecentar las actividades religiosas, artísticas, turísticas.
Antes de la pandemia, por dos años consecutivos el cerro fue el escenario grandioso de la recordación de la Semana Santa. Lo que había sido una tragedia ecológica, se convirtió en una ocasión para vigorizar la fe religiosa, las tradiciones, el arte único de los estacioneros. El pedazo que dejó la empresa que explotaba la cantera, sirvió para que el ingenio, la voluntad, la perseverancia, fuese el escenario de sucesos de religiosidad y arte que convocaron a miles de personas. El año pasado no fue posible repetirlos por la pandemia, pero apenas se vuelva a la normalidad se cumplirá el calendario de recreación. Para ello, la comuna hizo una fuerte inversión de hermoseamiento.
Hubiera sido una tragedia mayor que la justicia ignorase lo conseguido desde el 2017 para el disfrute de la población. Hubiera sido inconcebible retroceder al calamitoso tiempo en que una empresa privada pueda adueñarse de los bienes de una comunidad para dañarlos.
En la última Semana Santa se difundieron por distintos medios las imágenes de recordaciones anteriores en el cerro. Sorprendieron por su belleza, majestuosidad, creatividad, acompañadas por un público que dio su veredicto con fuertes y prolongados aplausos.
Pero las realizaciones no se quedaron ahí. Hoy el cerro es un centro de recreo por su belleza y las innovaciones que la Municipalidad viene incorporando, de modo a ofrecer a la población un escenario atractivo y enteramente suyo.