Lo que importa ahora

Habiendo entrado desde ayer en una nueva etapa con más prohibiciones del gobierno que desatan un comprensible malhumor social por el desgaste y los casos de corrupción y selectividad en la aplicación de las normas; y sumergidos en una interminable lluvia de datos e informaciones sobre el Covid-19 que muchas veces llevan al hastío y al desgaste mental, es sin embargo muy importante tratar de recordar lo esencial.

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El virus es real y está circulando ahora más rápidamente. Sea por la característica de la nueva variante brasileña, que puede llegar hasta a triplicar la velocidad de contagios; o por la falta de cuidados básicos que ayuden a ralentizar la transmisión, lo concreto es que entramos a la etapa de un sostenido aumento de internaciones, casos en terapia intensiva y muertes.

Para cualquiera de los exóticos negacionistas del virus, si aún los sigue habiendo, es solo cuestión de darse una vuelta por hospitales públicos o privados para constatar que ya no hay camas disponibles, y que la angustia ante lo que no se termina de controlar es la sensación dominante.

Claro, eso si aún uno mismo no se contagió o no tuvo a algún miembro del entorno en esta situación. A propósito, estamos viendo como en las últimas semanas las redes sociales se transformaron en muros de despedidas a seres queridos, así como también en tableros de anuncios de actividades solidarias para conseguir recursos, ante la incapacidad del Gobierno de dar cobertura hasta en lo más básico.

Todo esto en medio de un sistema de salud que no se fortaleció conforme a los recursos aprobados, y que además exhibió la peor cara institucional en la miserabilidad de quienes siguen robando medicamentos comprados con dinero público, para vendérselos a quienes los debieron recibir en los hospitales y otros centros de internación.

Hay hastío, disgusto social, enojo ciudadano. Todo como producto de una pésima gestión plasmada en los decepcionantes anuncios de que este fin de semana no llegan las 100 mil dosis donadas por la India, que además aún no tienen aprobación, y que las postergadas más de 64 mil dosis del mecanismo Covax tampoco arribarán antes de que termine el mes.

Estamos en un barco que hace agua en varias partes, y existe incertidumbre sobre quién y con qué criterios es el que genuinamente toma las decisiones.

Ante esto aparecen dos caminos. El primero es escudarse en el argumento de la corrupción política para pasar a la vereda de los relativistas de este maldito virus, negando la realidad sanitaria.

El otro camino, el más inteligente, es mantener una actitud crítica como ciudadanos exigiendo que rindan cuentas quienes administran el dinero público, pero también manteniendo los cuidados esenciales que ayuden a hacer más lenta la transmisión de este virus, reduciendo la posibilidad de que uno mismo salga contagiado.

Sí, en la conciencia de que son repetitivos los consejos de mantener la distancia, usar los barbijos y lavarnos las manos, recomendaciones básicas a las que siempre les buscamos la vuelta periodísticamente para recordar el mensaje sin que suene a esa monotemática letanía que venimos escuchando desde hace más de un año.

Podemos seguir criticando la miserabilidad de quienes han obligado a la gente a vender terrenos, autos, casas y cuanto bien de valor tienen para poder pagar la atención de sus seres queridos en medio de tanta indolencia política.

Seguir cuestionando a quienes obligaron a que nos acostumbráramos a ver cómo se organizan polladas, hamburgueseadas y tallarinadas para poder juntar algo de dinero.

Y exigiendo que quienes nos han decepcionado en la gestión, cumplan con la obligación que tienen de traer vacunas para proteger a la población, recordando que la vacunación tampoco impide la transmisión del virus, sino minimiza el impacto de éste dentro del organismo.

Podemos y debemos seguir manteniendo una actitud crítica, vigilante y participativa como ciudadanos.

Pero también debemos seguir viviendo, sin descuidarnos, de forma inteligente.

En homenaje al dolor de miles familias, y a médicos y enfermeros caídos en el cumplimiento de esa misión tan trascendental en nuestras vidas.

guille@abc.com.py

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