Formación inicial docente=mejora de la calidad educativa

El maestro es aquel responsable en gran medida de las diferentes maneras en que el estudiante se relacionará con los demás, fuera de su propio entorno y dentro de él. Tiene la ardua tarea de promover el desarrollo de competencias cognitivas y afectivas para enfrentar los retos impredecibles e inciertos de este siglo. Su labor no termina en el aula, transciende los muros de la escuela, es un transformador de cultura y de la misma sociedad.

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“El maestro anticipa las transformaciones”.

P. Perround

Sin duda, la formación inicial del maestro, escapa de las improvisaciones e irregularidades que  muchas veces se observa en el país y en muchos casos en la región. Muy a menudo oímos que  la escuela actual no ha cambiado en las últimas décadas, que aún enseñamos o tratamos de  compartir conocimiento de una manera única, que todavía los alumnos están agrupados por  edades, que la maestra se ubica de una manera automática frente a una pizarra, estas y otras  situaciones por casi todos conocidas. Sin embargo, por fuera de la escuela, escuchamos desde  hace más de dos décadas hablar sobre temas como la creatividad, la autonomía del aprendiz, la  personalización en la enseñanza, el respeto por la diversidad cognitiva, la heterogeneidad, pero  aparecen simplemente como aspiraciones de deseos, muy lejos de la práctica cotidiana en las  aulas.

Por tanto nos preguntamos: ¿Por qué queda en el discurso, en las conferencias y en acuerdos  internacionales los presupuestos de aulas inclusivas, heterogéneas, con respeto al género, con  espacio para la creatividad, con la misión de democratizar el éxito?

Tal vez debemos olvidar por un momento al estudiante en el aula, dejar de pensar lo que no  sucede en esos espacios y de enfocarnos desde un punto de vista crítico y serio sobre la  formación inicial de los docentes.

A modo de resumen, señalamos algunas consideraciones:

Consideración #1: Política educativa de formación inicial firme, coherente y sostenida en  el tiempo

La política educativa de formación de maestros deberá construirse sobre el horizonte de la visión  del ciudadano que aspiramos para nuestro país. Si deseamos que nuestros ciudadanos sean  independientes, capaces de tomar las decisiones y responsables de sus derechos y obligaciones,  la carrera docente deberá estar sostenida por una política educativa y pedagógica acorde con

esa visión de ciudadano. Dicha política debe transcender gobiernos y por lo tanto deberá ser  sostenida en el tiempo.

Consideración #2: Capital académico de alto nivel de excelencia

Deseamos un maestro que pueda crear, ser flexible, y utilizar principios didácticos que se  adecuen a las necesidades presentes y de cierta manera futura; que pueda impactar fuera del  entorno inmediato de la escuela, no depender del libro de texto, desafiar el conocimiento  superficial, llevar a los estudiantes a problemas nuevos cuyas respuestas precisen de un proceso  genuino para su resolución. Por lo tanto, deberá tener un conocimiento de su disciplina amplio y  profundo. Necesitamos un maestro que desafíe los saberes establecidos, lleve a los estudiantes  a la construcción y reconstrucción de nuevo conocimiento. Para ello necesita conocer su  disciplina con rigor e imparcialidades.

Consideración #3: Conocimiento teórico y práctico

Históricamente ha habido un divorcio entre la teoría y la práctica, dificultando la comprensión por  parte del maestro del por qué y para qué de muchas decisiones que él mismo toma en el aula.  La carrera de formación inicial deberá establecer el vínculo entre una y otra. Para ello la literatura especializada menciona la importancia de la investigación-acción, de la conducta reflexiva del  maestro en formación. Al carecer este de una competencia reflexiva no puede articular su  práctica con las bases teóricas que las sustentan. Igualmente se deberá crear el vínculo  académico entre el instituto de formación y la escuela donde el candidato a maestro realiza su  práctica.

En esa línea P. Perrenoud señala la relevancia de preparar a los maestros en la incertidumbre y  la urgencia. Para ello, el conocimiento teórico y práctico juega un papel fundamental para la toma  de decisiones inmediatas y en corto tiempo.

Consideración #4: Apropiación del concepto de autoformación

La iniciativa de aprender está en manos del propio sujeto, sea este un estudiante escolar o  estudiante de formación docente, sin excluir por ello el rol del tutor. Si pretendemos un maestro  autónomo, capaz de tomar sus propias decisiones ante la urgencia del aula, deberemos facilitar  durante su formación inicial el desarrollo de competencias de autoformación que se extiendan a  toda su vida profesional, haciéndose él y el estado responsables, ambas partes asumen el  compromiso que les corresponde. Él deberá ser capaz de ver sus vacíos académicos,  necesidades, y debilidades antes los retos que se presentan día a día en el aula. En este caso, la “desprofesionalización” de la carrera docente, señalada por J. C. Tedesco, podría  encaminarse hacia una “profesionalización”: estará en el aspirante a docente la decisión de  autoformarse, ser artífice de su propio presente y futuro, y reinventarse si fuera necesario. Si  fuera el autor de su propio crecimiento profesional, estará en mejores condiciones de encontrar  las disrupciones entre formación y práctica. El objetivo se transparenta en la decisión de asumir  voluntariamente la responsabilidad personal sobre su propio desarrollo.

Se está viviendo un momento importante, en la educación, con la preparación del PNTE2030. Es  un momento propicio para introducir nuevas premisas en la formación inicial de los maestros, de  tomar decisiones políticas y de políticas educativas que sostengan y promuevan un cambio  sustancial en la formación inicial de los maestros.

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