Baldazo de agua fría

Como un baldazo de agua fría –con cubitos y todo– cayó la intervención de una estudiante universitaria, Emilce Espínola, durante el acto proselitista travestido de procedimiento de entrega de becas de la EBY que se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Itapúa, el pasado martes.

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Fue una espontánea e inconfundible manifestación de hartazgo ante la liturgia que políticos en campaña permanente imprimen a lo que debería ser un simple trámite de transferir un recurso comprometido a los beneficiarios del programa de becas.

Los destinatarios incluso deberían poder acceder al beneficio mediante un sistema de transferencia vía cajero automático, y ahorrarse el esfuerzo de cruzar todo el departamento para venir a desfilar ante sus “benefactores” que aprovechan el acto público y la plata del Estado para atribuirse méritos a través de una liturgia política de la que la gente ya está cansada.

Aprovecharse de este tipo de escenarios para hacer campaña no solo revela una falta de ética, sino que resultan ofensivos a la inteligencia de la gente. Mostrando sus caras atribuyéndose la paternidad del generoso gesto de “facilitar” a los jóvenes los recursos para su superación personal.

Es también un acto de abuso. De abuso de la paciencia, de la necesidad y de la tolerancia de un auditorio cautivo al que obligan a soportar los insufribles discursos politiqueros de campaña.

Esta joven se animó a evidenciar la situación con una intervención que no estaba en el “programa” y molestó a quienes se atribuyen méritos con la plata pública. Pidió que generen condiciones para que haya trabajo, y el joven pueda ganarse los recursos para su desenvolvimiento.

¿Qué nación libre, qué sociedad digna estaremos construyendo mientras desde el mismo gobierno estamos alimentando una práctica de crear conciencia mendicante? Con los inmensos recursos generados en nuestro país mediante la producción agrícola, ganadera, energética, se tiene la capacidad de financiar universidades públicas de primer nivel, centros de investigación científica donde los jóvenes talentosos puedan desenvolver sus cualidades sin tener que mendigar para ello.

Como ya dijera alguien: el problema no es que falten recursos, sino que sobran políticos corruptos. Pensar un modelo de gestión eso no resultaría “políticamente conveniente” para un modelo de hacer política en el que la necesidad de la gente es el argumento político de mayor peso para que cierta “casta” política se perpetúe en el poder por métodos “democráticos”.

jaroa@abc.com.py

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