Los ZI y sus cosacos

Los Zacarías Irún son una pandilla que está integrada por tres miembros: el actual senador nacional, Javier, su consorte y vigente intendente de Ciudad del Este, Sandra McLeod; y el hermano de aquel, Justo, diputado por Alto Paraná.

Cargando...

Los ZI forman un clan familiar de larga data; igual a otras facciones que abundan en el Paraguay, donde se establecieron feroces dinastías compuestas por padres, hijos, nietos, bisnietos y un montón de parentelas vampiras colgadas del estado paraguayo… por varias generaciones.

Una plaga que se multiplicó geométricamente, destruyendo el hábitat y la sociedad civil. Solo una rebelión o un punto de inflexión, que encamine a la extinción completa de este engendro, podrá reparar y corregir esta tragedia regional.

Viendo y viviendo la inmundicia del stroessnerato, estos personajes de la familia Zacarías se dedicaron a la política con fines meramente crematísticos, accediendo al poder gracias al ejercicio o práctica del stroessnerismo rampante que aseguraba negocios lucrativos para la casta.

Son conspicuos representantes de la dictadura pasada donde estaban empotrados junto a parientes, amigos, vecinos y protectores, al lado del tirano haciendo hurras al régimen terrorista. Así, estos ZI fueron diseñando su parcela dentro de la mafia global, hasta escalar posiciones y llegar a ser los capos fronterizos, los número uno de la región.

Con más de dos décadas en el poder, exprimiendo a las estructuras gubernamentales, expoliando a la ciudadanía y traicionando a la nación, lograron construir un imperio totalmente espurio, cuyas inversiones lo forjaron dentro de la geografía nacional y sobre todo en el exterior, donde se halla el grueso de sus oropeles y cuentos de hadas.

De hecho, esas riquezas emanadas de las transacciones ilegítimas, deberán retornar al Tesoro Nacional. El tráfico de sus cargos y el indiscriminado saqueo de la cosa pública, le permitió atesorar inmensas fortunas, adosado de un blindaje formidable que le confirió esa política ladina, camaleónica y miserable.

Ya desgastados por tantos abusos, prepotencia y grosería desde el poder, movieron sus piezas para caer “bien parado” en este sacudón interno de la ANR, un antro de rufianes que solo acoge en su seno a pelafustanes y facinerosos.

No quiso soltar la mamadera estatal, entonces se agenció para integrar la “lista sábana”, donde HC, su protector y aliado principal, le garantizó un lugar en su elenco, de modo a seguir con la inmunidad que establece los fueros del congreso, sea diputado o senador.

El paso del clan por la gobernación y la intendencia ha sido ominoso y ha convertido a CDE en una terrible “tierra arrasada”. Esa caterva familiar se convirtió en una brigada de asalto, dejando a su paso escándalos, devastaciones y cenizas.

Como no son políticos de verdad ni ejercen la doctrina de “servir a la comunidad”, los ZI se delataron como vulgares piratas comerciantes que utilizan a la política como un trampolín para lograr propósitos insanos, estructurados de antemano o con antelación.

Entonces, ¿Qué diferencia existe entre el clan ZI y el clan de Reinaldo Javier “Cucho” Cabañas? Ninguno. El objetivo es el mismo, obtener dinero por cualquier medio, sin importar valores ni conciencias. Son ejemplares del mismo cuño y caminantes del mismo camino.

En consecuencia, los ZI deben caer, rodar por la ladera, pagar cuentas por sus atropellos impunes y rendir los cómputos de toda esa fortuna malhabida. Sin titubeos, esos caudales se obligarán a engrosar la caja del fisco, bajo el concepto de “bienes recuperados”.

Además, se debe desarticular su organización mafiosa y protagonizar su muerte cívica como ciudadano. Inhabilitarlo de por vida para ejercer la política y finalmente tendrá que ir a parar con sus huesos a la cárcel por ser un burdo mercante de la cosa pública, defraudador de la voluntad popular y perjuro de la patria. Es la limpieza popular sin ortigas.

El enriquecimiento en la política es delito, así que hay muchos delincuentes sueltos en el ambiente. Nadie puede usar el poder conferido por el pueblo para cometer ilicitudes, perjudicar a la sociedad, demoler la patria y florecer mediante los chanchullos.

Por eso, Marito debe atrapar a sus “amigos políticos” que insidiosamente o solapadamente integran su entorno al solo efecto de procurar inmunidad y protección para conspirar, desplumar, ganar dinero y edificar imperios de cualquier forma. A sacudirse de las basuras que rodean.

No importa el camino o el conducto de una caída, los ZI deben marcharse de cualquier modo, aferrarse al poder será peor para el clan y sus cosacos. Cuando el torbellino crece es imposible pararlo, arrasa con todo lo que encuentra en su camino y se convierte en una gran pesadilla.

La revancha popular está cada vez más sólida y nada quiere saber de los “políticos corruptos”, de los “politicacos” y del “narcoloradismo”, eternos comilones del sistema y del presupuesto nacional. Es el final de los tiempos para las hordas delincuenciales y quienes no lo comprenden, están cavando su propia fosa.

El pueblo empezó a blandir sus espadas, el artículo 138 de la Constitución Nacional, le indica el sendero de la gloria.

 

alcandia@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...