Marihuana medicinal: esperanzas y enigmas

Ya hace algunos años que se estableció la polémica en torno al uso de la planta de marihuana como fuente original de medicamentos para una amplia variedad de enfermedades. Ahora, el grupo Mamá Cultiva quiere los paquetes requisados por la Senad.

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Aunque la intención de la organización sea correcta, no es tan sencillo el tema de decomisar las plantas o los fardos de marihuana, sacándolos del circuito de narcotráfico, para entregarlos a laboratorios nacionales que puedan procesar los ingredientes y convertirlos en medicamentos eficaces, sin efectos colaterales dañinos.

La organización Mamá Cultiva plantea utilizar la marihuana incautada en los procedimientos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) para producir, al principio, aceite de cannabis. El objetivo principal es reducir sustancialmente el costo de este tipo de fármaco que, actualmente, se importa de otros países.

En este contexto, recordemos que puede notarse una lentitud en la aplicación de la Ley 6.007 del 2018, que establece el estudio de las propiedades de la planta para luego aplicar políticas públicas en la materia.

El viceministro de la Senad, César Arce, informó que la entidad se podría encargar de fabricar el aceite, en asociación con un laboratorio, bajo estricta vigilancia.

Las sustancias químicas que se obtienen de la marihuana se denominan cannabinoides; las dos principales que presentan interés medicinal son el THC y el CBD.

Acorde a la divulgación científica, el THC puede aumentar el apetito y reducir las náuseas. También puede disminuir el dolor, la inflamación y los problemas de control muscular.

Por su parte, el CBD es un cannabinoide que no causa un "high", es decir, no altera la mente. Puede resultar útil para reducir el dolor y la inflamación, para controlar las convulsiones epilépticas y es posible que sirva para tratar enfermedades mentales y adicciones.

Debe tenerse en cuenta que la Food and Drug Administration (FDA), de Estados Unidos, no ha reconocido ni aprobado la planta de marihuana como medicina; sí dio su visto bueno únicamente a dos medicamentos en forma de píldoras que contienen cannabinoides. Estos son los que llegan a nuestro mercado a un alto costo.

Es importante diferenciar la planta de marihuana de las sustancias químicas que contiene. Los cannabinoides son transformados en el aceite curativo en laboratorios de alto nivel científico, en tanto que las hojas de la “plantita verde” se procesan artesanalmente como remedios yuyos y aquí la eficacia de poder curativo se convierte en una cuestión de fe.

Los defensores de la legalización de la marihuana tienen como argumento adicional que centenares de nuestros campesinos se dedican al cultivo de esta planta porque es lo único que les produce ingresos económicos, pues otros rubros agrícolas no tienen buen precio o carecen de mercado. Este tema es ajeno al uso medicinal del cannabis, pero siempre aparece en la discusión porque volver legal el cultivo de la planta favorecería la elaboración de medicamentos derivados.

Lo que ahora solicitan las integrantes de Mamá Cultiva parece algo razonable: en vez de quemar la marihuana decomisada, por qué no darle un uso posible para aliviar el sufrimiento de personas enfermas. En los hechos, ese ideal por ahora es impracticable pues no hay estudios que avalen científicamente la eficacia curativa de la planta ni tomaron la palabra laboratorios farmacéuticos locales dispuestos a realizar las investigaciones y, eventualmente, fabricar el fármaco pertinente.

En materia de medicamentos, el apuro y el vai vainte no constituyen el camino más apropiado para llegar a buen puerto.

ilde@abc.com.py

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