“Paraguay pide a gritos el cambio”, afirma Soledad Núñez

Soledad Núñez no descarta su candidatura para la intendencia de Asunción, un campo abonado para nuevos liderazgos en función del aspecto de abandono de la capital. En esta entrevista, sostiene que “Paraguay pide a gritos el cambio”. La política independiente retrata al Gobierno de Santiago Peña y la percepción ciudadana de su absoluta dependencia del presidente de su partido, Horacio Cartes.

Soledad Núñez, la ex candidata a vicepresidente de la República por la Concertación, señala que Paraguay necesita un cambio urgente.
Soledad Núñez, la ex candidata a vicepresidente de la República por la Concertación, señala que Paraguay necesita un cambio urgente.Nathalia Aguilar

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- La estamos viendo de nuevo por las reuniones políticas, por los medios... ¿Está volviendo a la política?

- No hay nada concreto. Mi compromiso con la política es de largo tiempo. Es el espacio donde se puede construir un Paraguay mejor. Es el único camino para cambiar a los que usan el poder político para su beneficio personal.

- ¿Cuál es su profesión?

- Construyo, soy ingeniera. Soy docente universitaria. Enseño pero todo mi tiempo libre le dedico a hacer política, instalar nuevas ideas, discutir cuestiones que hacen al Gobierno, opinar libremente sobre la actualidad política. Soy incisiva en ese sentido. El futuro dirá dónde puedo ser una mejor herramienta para el país.

- ¿Usted dónde se identifica ideológicamente: izquierda, centro o derecha?

- Hoy los tiempos son más complejos. En algunos países volvió la derecha radical, en otros rige la izquierda. Los populismos son los que distorsionan. Yo no soy una persona dogmática. Soy pragmática. En el espectro ideológico sería de centro. Rechazo los extremos. Es difícil definir a los centristas pero para mí, la lógica es el común acuerdo entre las propuestas que vienen de un lado y del otro.

- ¿Tiene planes para volver a candidatarse?

- No es momento todavía para decisiones apresuradas pero si las condiciones se dan en el futuro, es posible.

- ¿La oposición sigue destartalada desde la derrota del 2023?

- Yo no le llamaría destartalada a la oposición, honestamente. Tenemos una oposición sana, con interés de trabajar en conjunto para abordar las impostergables prioridades que tiene el país...

- ¿Dónde se sitúa en esta coyuntura?

- El oficialismo copa todo. Existe demasiada concentración de poder. Vivimos el momento más oscuro de nuestra democracia que está erosionada, con un liderazgo ausente del Presidente (Peña), donde la disputa por el poder está por encima de las necesidades ciudadanas. El Paraguay nos pide a gritos el cambio. Claramente el desafío es luchar contra esa concentración de poder desmedido que se traduce en abusos. Yo no me voy a cansar de trabajar por la unidad de la oposición para forzar el cambio democrático que necesita el país.

- ¿Dónde usted ve los abusos?

- El principal escenario es el Congreso. Los oficialistas no tienen reparo en atropellar las leyes, el Estado de Derecho, en buscar el control de la justicia. Vivimos en un país al que las estadísticas adjudican la peor calidad de educación de la región, cuya salud se refleja en la falta de medicamentos en hospitales atestados de gente enferma esperando que se le atienda. El transporte público se cae a pedazos. La gente pierde la vida o corre peligro de perderla solamente por circular por la ciudad, si no es por la violencia de los delincuentes es por la falta de inversión urbana en infraestructura que se traduce en esos inmensos raudales. Aparte hay una migración constante del campo... Es decir, son situaciones que exponen con crudeza el estado de abandono del pueblo ignorado.

- ¿Cómo lo describe a Santiago Peña?

- Es un liderazgo ausente, un Presidente de la República que en la percepción general de la gente depende totalmente del presidente de su partido, (Horacio) Cartes. En momentos críticos lo hemos visto esquivando responsabilidades, improvisado, zigzagueante, desconectado de los verdaderos problemas de la gente para el que solo cuentan amigos y familiares con derecho a “estar mejor”...

- Pero es difícil de creer que el Presidente no gobierna. Si ya llegó, quién lo saca. Es difícil...

- Si usted le pregunta a la gente, el 99% le va a decir que si alguien manda en este país, el Presidente de la República no es.

- Usted fue parte del Gobierno de Cartes. ¿Cuál es su percepción?

- Yo siempre me expresé con muchísima claridad. Cuando asumí como ministra de la Vivienda lo hice con absoluto desconocimiento del mundo político. Mi origen fue mi militancia social buscando resolver el problema de la vivienda en el Paraguay. Enseguida me di cuenta del deterioro que venía sufriendo el movimiento Honor Colorado. Lo dije públicamente varias veces. Nunca fui parte ni política ni partidariamente. Es un movimiento que muy rápidamente se convirtió en una agrupación de defensa de intereses sectoriales, de un grupo empresarial, de una persona, en vez de constituirse en uno capaz de construir un mejor futuro para el Paraguay. La gente tiene memoria corta pero para hacerles acordar, hacia el final del Gobierno fui asumiendo críticas bien firmes hacia las decisiones que se venían tomando y que contravenían mis principios, peligrosas para el país.

- En la ANR la tratan de malagradecida...

- Malagradecida con qué, con quién, porqué. Yo soy del Paraguay, no soy de nadie. Yo puedo estar hoy aquí trabajando con alguien con el que me une objetivos comunes, coyunturales, pero al momento en que uno anteponga intereses personales por encima del interés colectivo, yo ahí no voy a estar. Aunque mi conducta moleste a algunas personas, esa es la manera en que me he comportado siempre y no voy a salir de esa línea.

- ¿Usted no estaba en el proyecto Cartes para sucederlo como después fue Santiago Peña?

- Infinitas veces se me propuso: sumarme al proyecto político, candidatarme. Ustedes vieron mi decisión pública en aquel momento en el que se pidió a todos los ministros del Gobierno que se afilien. “Yo no me voy a afiliar”, les dije. “Sáquenme de acá si quieren pero yo no me voy a afiliar”. Así les dije.

- ¿Fue en aquel momento de la afiliación de Peña (2016)?

- Claro, fue ahí...

- Y ese fue su epitafio político con la ANR...

- Siguieron tratando de convencerme para que me sume al proyecto político. Salí del Gobierno. Viajé a Inglaterra. Fui a hacer una especialización. Les dije a los que trataron de convencerme que ese tipo de actos no necesita más el Paraguay y que yo tomaría otro rumbo.

- Se echa mucho la tinta sobre Cartes, sobre el pensamiento único que predomina, pero ¿se puede decir que este Gobierno es autoritario?

- Yo no digo que la democracia vamos a perderla en manos de grupos armados como hemos visto en el siglo pasado. El desafío de la democracia en Occidente hoy día es su erosionamiento. No son abruptos los cambios hacia el autoritarismo. Se hace poco perceptible para la ciudadanía porque se produce lentamente. Se traduce en el lento deterioro de las libertades de los ciudadanos.

- Como habrá sido Venezuela, Nicaragua... Pero en Paraguay rigen la libertad de expresión, de reunión, la gente se manifiesta aunque las convocatorias últimas no fueron tan importantes...

- Yo veo que las movilizaciones se van haciendo mayores. Hay mayor turbulencia que refleja el descontento ciudadano... Lo único que puede frenar el abuso de poder es la ciudadanía organizada y movilizada, la juventud que no tiene miedo de reclamar, de exigir, de protestar contra un poder desmedido que a todas luces pretende la impunidad absoluta...

- El campo se ve abonado. Ya se ven liderazgos incipientes en la oposición, el intendente de Ciudad del Este, Payo Cubas...

- Me parece positivo que se vayan conformando estas nuevas agrupaciones políticas, el partido “Yo creo” de Miguel (Prieto) y Ciudadanía Activa en el sur, la agrupación de jóvenes que acompaña la gestión del concejal Keiji Ishibashi. Considero que es una suerte, muy positivo para la política, el crecimiento de estas agrupaciones regionales. Es una oposición sana que busca con sinceridad construir un proyecto que lleve a este país a un siguiente nivel.

- ¿No hay un poco de anticipación?

- Es posible pero yo veo con buenos ojos que la oposición vaya reagrupándose en torno a posibles candidatos. Ya el futuro dirá quiénes son los que nos van a liderar. De momento estamos en manos de un partido-Estado con una base clientelar muy fuerte que mientras no se la combata, no vamos a ver mejoras en las instituciones. Es un clientelismo perverso de décadas de vigencia. Es el que crea las condiciones para que se mantengan la corrupción, el tráfico de influencias, el nepotismo y tantos otros males que nos empobrecen. Estas reglas de juego tenemos que cambiar si queremos un país mejor.

- Sucede todo lo contrario, parece. Está por salir esa ley, la de (diputado Yamil) Esgaib, que premia a los funcionarios condenados por corrupción que devuelven parte de lo que robaron...

- Imagínese. Es una ofensa para la ciudadanía en un país donde la corrupción es endémica. Nuestros legisladores legislan para potenciar a los corruptos. Es una cosa de locos...

- Hay otro que dijo que nadie tiene derecho a denunciar a un parlamentario porque tiene fueros...

- Sí, quieren instalar que los parlamentarios tienen con sus fueros como una carta verde para delinquir. O sea, pueden cometer nepotismo y hacer lo que quieren. Es una clase política muy desconectada de la gente precisamente porque se escudan en su mayoría absoluta. Por eso se constituyen en un peligro...

- ¿Cómo interpreta esta puja a nivel judicial entre los expresidentes Cartes y Marito?

- Volvemos a lo mismo. Llega al poder un grupo que concentra demasiado poder y se cree con poder para deslegitimar a sus adversarios. Para el poder político actual, todos los adversarios son enemigos a los que hay que liquidar y eliminar cívica, económica, social, políticamente. Utilizan todas las armas a su alcance para vengarse, cobrarse facturas. Las necesidades, las prioridades ciudadanas no les importa. Ya ni sienten que estamos en un país pobre, que ya no estamos en elecciones y que más de 6 millones de vidas dependen de sus decisiones...

- Finalmente son los que ganaron las elecciones...

- Es la primera minoría que gobierna. Mayoría hubiera sido si sacaba más del 50% de los votos, esa es la realidad. La verdad es que la ANR no creció en caudal. Más bien decreció. Ellos mantienen ahí su base que es su techo, 1.300.000 votos. En el padrón electoral estamos casi cinco millones. Por eso es que los liderazgos en la oposición tienen que ser lo suficientemente maduros para conducir a ese electorado que quiere el cambio. Tenemos que ser muy cautelosos de las intenciones que tienen en la ANR de generar división fomentando el transfuguismo político...

- ¿Quiénes son los tránsfugas?

- Es lo que vemos en estos días en el Parlamento. Senadores que son elegidos por un partido y después renuncian como si nada para sumarse al oficialismo...

- Orlando Penner...

- Típico caso el de Kemper. Están los senadores de Cruzada (Nacional) y otros senadores que fueron elegidos por un partido y que después terminaron en brazos del oficialismo...

- ¿Usted se presentaría a la intendencia de Asunción?

- Asunción está en una situación crítica. Es una ciudad hostil,criminal, violenta, descuidada, sucia, desordenada, monopolizada por los chespis, donde el microtráfico campea impunemente. Duele ver la realidad de Asunción. Nací, crecí, trabajo en Asunción. Me gustaría ayudar a levantar Asunción. El futuro dirá dónde, qué lugar me puede tocar. Las municipales se constituirán en la primera prueba de fuego para nuestra capacidad de construir unidad como oposición.

- A pesar de sus corrupciones, la ANR sigue imbatible...

- Siguen gobernando pero no son imbatibles. Lo que pasa es que todas las reglas de juego les favorecen por la falta de balotaje. Pero tenemos ciudades importantes en manos de la oposición: Encarnación, Ciudad del Este, Presidente Franco, Caaguazú, Caacupé, Villarrica, Pedro Juan Caballero, gran parte de las capitales departamentales. En Central el gobernador es opositor, en Itapúa también. Si miramos en términos de la distribución del electorado donde se concentra la población, yo no diría que son imbatibles. Lo que a los opositores nos falta es entender que tenemos que ir unidos, renunciar a nuestros proyectos personales o lo que fuera. Eso requiere madurez política.

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