En esta misa de Navidad, que no celebraban los pontífices desde 1994, León XIV afirmó: "Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás" y de los más frágiles.
Y ante ello, el pontífice estadounidense preguntó: "¿Y cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío, y en las de tantos otros desplazados y refugiados en cada continente, o en los refugios improvisados de miles de personas sin hogar en nuestras ciudades?"
Y agregó: "Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas".
"Frágiles son las mentes y las vidas de los jóvenes obligados a tomar las armas que, estando en el frente, advierten la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir", añadió Robert Prevost.
Sólo "cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz", aseguró.
"La paz de Dios nace de un sollozo acogido, de un llanto escuchado; nace entre ruinas que claman una nueva solidaridad, nace de sueños y visiones que, como profecías, invierten el curso de la historia", dijo.
También indicó que "la Navidad vuelve a motivar a una Iglesia misionera, impulsándola sobre vías que la Palabra de Dios le ha trazado".
"No estamos al servicio de una palabra prepotente, estas ya resuenan por todas partes, sino de una presencia que suscita el bien, que conoce su eficacia, que no se atribuye el monopolio", agregó sobre la misión de la Iglesia.
Y aseveró: "Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan y, fecundados por la escucha, caigamos de rodillas ante la carne desnuda de los demás".
Tras la misa, el papa se asomará a la fachada de la basílica de San Pedro para el mensaje de Navidad y la bendición 'Urbi et Orbi".