“Las protestas pacíficas por cuestiones económicas son comprensibles, pero cualquier intento de transformarlas en un medio de inseguridad, destrucción de bienes públicos o la ejecución de escenarios diseñados desde el exterior se encontrará con una reacción legal que protege los derechos públicos y el orden social”, aseguró el fiscal, según informó el medio local.
Movahedi agregó que las protestas pacíficas por motivos de subsistencia deben ser atendidas por la vía legal.
Las autoridades iraníes han relacionado en años anteriores cualquier movimiento de protesta en contra del sistema islámico con actores externos, especialmente Israel y Estados Unidos, países que consideran hostiles.
Durante las protestas de 2022, iniciadas tras la muerte de la joven kurda Mahsa Amini bajo custodia policial, después de ser detenida por no llevar correctamente el velo islámico, muchos manifestantes fueron acusados de colaborar con Israel y enfrentaron duras sentencias, incluidas penas de muerte.
Irán vivió ayer el tercer día consecutivo de protestas en diversos puntos del país, incluido Teherán, donde comerciantes de varios mercados en el sur y centro de la capital cerraron sus negocios y realizaron manifestaciones por las fuertes fluctuaciones del mercado de divisas, la caída del valor del rial y la inestabilidad económica que atraviesa el país.
Varias universidades de la capital, como Sharif, Beheshti y la Universidad de Teherán, también fueron escenario de protestas estudiantiles en solidaridad con los comerciantes.
Los medios locales, como el diario reformista Shargh, informaron de la detención de cuatro estudiantes de la Universidad de Teherán, aunque más tarde se anunció que tres de ellos habían sido puestos en libertad.
Según videos publicados por activistas en redes sociales, en otras ciudades del país, como Fuladshahr y Arak (centro), Nourabad Mamasani (sur), Urmía (noroeste), Hamadán (oeste) y Malard y Karaj (norte), entre otras, también se registraron movilizaciones.
En las imágenes, algunas compartidas por la ONG opositora iraní Hrana, con sede en Estados Unidos, además de reclamos económicos, se escucharon consignas contra la República Islámica, como “muerte al dictador”, así como lemas promonárquicos, entre ellos “Esta es la última batalla, Pahlaví volverá”, en referencia a la dinastía Pahlaví, derrocada con la Revolución Islámica de 1979.
En casi todas las manifestaciones se observó la presencia de un gran contingente de fuerzas de seguridad, que en algunos casos se enfrentó a los manifestantes con porras y disparos de gases lacrimógenos.