Favero dice que los que acampan cerca de su tierra son delincuentes

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El productor  de soja Tranquilo Favero calificó de delincuentes a los "carperos" que acampan cerca de sus tierras en Ñacunday. En declaraciones al influyente diario  Folha de São Paulo de Brasil, elogió al gobierno de Stroessner y dijo que se hizo de grandes extensiones de tierra comprando a   un dólar la hectárea.

En una entrevista concedida al diario brasileño Folha de São Paulo, el productor de soja Tranquilo Favero dijo que los campesinos que acampan cerca de su propiedad en Ñacunday son delincuentes.   

Asegura que es inútil lidiar con ellos a base de la diplomacia. "Ellos tienen que ser tratados como una mujer de delincuente, que solo obedece a base de palo", aseguró.

En la nota firmada por la periodista Laura Capriglione, se lo presenta a Favero como un brasileño rico que vive en Paraguay, "país que hasta hoy lame las heridas de la derrota humillante sufrida en la guerra contra Brasil, Argentina y Uruguay, el siglo XIX".   

Relata que el nombre de Favero aparece grabado en incontables lugares en la zona de Ñacunday. La frase utilizada es "Favero cue" (fue de Favero). La inscripción aparece en remeras "que orgullosamente visten los sintierras".   

Agrega que hace 42 años Favero se instaló en Paraguay. Descubrió el país inmediatamente después de la inauguración del Puente de la Amistad, construido entre Foz del Iguazú y Ciudad del Este. 

"Se fue solo a mirar y encontró que era tierra extraordinaria. El precio, un dólar cada hectárea y con escritura. "Vendiendo 50 hectáreas de tierra en Paraná (Brasil), daba para comprar 5.000 hectáreas aquí", relata Favero.  Según el productor, en aquella época, cuando se hablaba de Paraguay era para dar noticias de que un brasileño cruzó la frontera, huyendo de la Justicia.     Hoy hay 300.000 brasiguayos en el país.   

Favero asegura que los "sintierras" insisten en un sistema obsoleto de agricultura: "Un sistema a base de carro con buey, usados en la época de mi abuelo. Hoy, si no podemos competir allá fuera, morimos. Usted no es dueño del precio del producto, el precio viene de fuera. Estamos obligados a ser eficientes", señala.   

La nota acota que Favero se considera paraguayo. "Yo me naturalicé paraguayo hace 25 años", dijo.   

El productor aseguró además que odia la pobreza, pero no cree en limosna para gente sana. Ni en milagros. "Soy católico, pero quedarse arrodillado delante de un salame colgado, rezando ‘Padre Nuestro que estás en el cielo’, muero de hambre. Y el salame no viene", finalizó.
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