La rosa mosqueta

La rosa mosqueta es una planta de espinas cortas y curvas, que puede alcanzar hasta 2 metros de altura, perteneciente a la familia de las Rosáceas; originaria posiblemente de Europa y su nombre científico es Rosa banksiae.

Cargando...

Su siembra se realiza por esquejes o gajos que son cortados en unos 25 cm (ideal) de plantas vigorosas, en lo posible, que pueden ser sembradas en macetas o en algún sitio que sirva como almácigo. La mejor propagación y un óptimo manejo ocurren cuando se usan macetas plásticas de un tamaño que tenga como mínimo unos 20 cm de altura, a fin de obtener un buen enraizamiento.
Para su siembra, puede empaparse con algún enraizador que se venden en los comercios y existe buena respuesta a este tratamiento. Puede enterrarse los 15 cm y dejar por fuera los 10 cm restantes, de cada gajo. El sustrato debe ser bueno; con humus de lombriz, tierra de monte, arena lavada o estiércol de bovinos en proporciones iguales. También se consigue buena brotación con el uso en partes iguales del estiércol con la arena lavada, que es lo más fácil de obtener en cualquier sitio.
Obviamente que el injerto también sirve sobremanera y se lo hace sobre la rosa común y con la misma técnica del injerto de rosas de gran valor en la floricultura.
El suelo debe ser suelto y de una textura franco-arenosa con buena fertilidad y buena cantidad de materia orgánica. Lo fundamental es que no sean suelos encharcados con facilidad, con una acidez edáfica que se aproxime al neutro.
Una buena época de cultivar es al terminar el invierno e inicios de la primavera, vale decir, en los meses de agosto-setiembre, para que se pueda trasplantar al lugar definitivo, unos 40 días después.
La siembra se puede realizar en un día húmedo, en sitios donde el sol llegue sin problemas. Sus flores podrán ser cosechadas luego de unos 5 a 6 meses de haberse sembrado y el rendimiento oscila, en promedio, en unos 1.000 kilos por hectárea y por año. El precio actual, a nivel finca, está en los 15.000 G./kg de flores secas.
La cosecha ocurre prácticamente durante todo el año y es un cultivo especial para la finca pequeña de los numerosos agricultores que hacen agricultura familiar. Se separan las flores y luego se puede realizar una poda de formación. La poda es un procedimiento que constantemente se debe realizar.
Se siembra en distancias de 3 m entre hileras y 3 m entre plantas (1.111 pl/ha), espacio que puede aprovecharse para ubicar otros cultivos como los abonos verdes o algún cultivo como el poroto, la habilla o soja, que produzcan granos y nitrógeno para la rosa. Una opción válida consiste en cultivar ajenjo en medio de la rosa mosqueta.
Las flores que se secan al sol o bajo alguna media sombra con los rayos de los días muy soleados y calurosos se debe hacer, en lo posible, bajo alguna media sombra a fin de obtener un secado óptimo. Cualquier tipo de bolsa o envoltorio sirve para guardar las flores cosechadas y secadas.
Las enfermedades fungosas son las que más atacan y cualquier fungicida cúprico soluciona el problema o la aplicación de cola de caballo (0.5 kg hervido en 2 litros de agua sirve luego para unos 20 litros de agua), sobre todo cuando se aproxime alguna posible cosecha y tengamos la necesidad de realizar el tratamiento. Las plagas que atacan con bastante incidencia, y hasta nefastas, son las hormigas cortadoras (ysau y el akekê), que deben combatirse con el cebo que debe ser colocado en los caminos de las hormigas.
La rosa mosqueta tiene buen precio y mercado, no es perecible, puede hacerse en cualquier huerta, absorbe la mano de obra familiar ociosa y abundante, se cosecha casi siempre y, lo que gusta al paraguayo, es cultivo casi perenne y se siembra una sola vez.
Sus flores son usadas como laxante, como un depurativo del cuerpo humano, y las mujeres las usan para mantener siempre la buena silueta. También tiene propiedades como antioxidante.

(*) Especialista en
Producción Agrícola.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...