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La investigación fue realizada por un equipo de la Universidad de Cambridge y publicada en la revista Nature.
Los especialistas le ofrecieron a los participantes un buffet de “coma todo lo que quiera”, en el que estaban presentes tres tipos distintos de pollo al curry del mismo sabor y aspecto, pero en los cuales el contenido graso equivalía al 20%, 40% y 60% de las calorías totales del alimento, respectivamente.
La prueba les permitió probar la presencia de participantes con un defecto en el gen MC4R.
Se pudo observar, que no habiendo diferencia en la cantidadtotal de comida ingerida, los individuos con MC4R defectuoso consumieron casi el doble de la cantidad de pollo con alto porcentaje de grasas respecto de los otros comensales.
Luego se probó de hacer lo mismo con un dulce de fresas (frutillas) y merengue. En este caso, los mismos participantes podían escoger entretres versiones, todas tenían contenidos grasos fijos pero distintos contenidos de azúcares.
Paradójicamente, los individuos con MC4R defectuoso mostraron menos preferencia que los demás por los postres muy azucarados.
Una persona obesa de cada cien, explicaron los investigadores, tiene un defecto en el gen MC4R que lo vuelve más propenso a ganar peso pues lo lleva a preferir alimentos dealto contenido en grasas.
Por otra parte, la predisposición hacia los alimentos grasos podría ser una consecuencia de la evolución humana, esto esayudar en el pasado a afrontar períodos extensos de carestía,gracias al mayor aporte calórico.