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Al realizar cada usuario el pago de su pasaje, el trabajador del volante expresaba que el vuelto le entregará después... situación que, finalmente, nunca se cumplía.
Tales expresiones llamaron mi atención, motivo por el cual -aunque solo se trate de una moneda de G. 100- aguardé hasta el fin de mi viaje para requerirle mi humilde dinero...
"¿Me puede entregar mi vuelto, por favor?". "¿Cuánto te debo?". "Una moneda de G. 100...". "No tengo ahora, amigo", se limitó a responder.
Tras consultarle su nombre -aseguró llamarse 'Ever'-, le tomé fotografías del rostro para hacer la denuncia correspondiente ante la empresa que representa (Panchito López-Línea 29).
¿Cuántas monedas de G. 100 dejará de entregar este astuto chofer? ¿Adónde va a parar ese dinero? ¿Qué medidas tomará la empresa ante estos reclamos? ¿Hasta cuándo la ciudadanía deberá soportar tanta prepotencia e irregularidades?
Jorge Coronel