Etiqueta y protocolo laboral

A veces se confunden los buenos modales y la cortesía como algo pasado de moda o banal. La etiqueta no pasa de moda; por el contrario, se adapta a nuevas necesidades y el desarrollo profesional es una de ellas.

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La etiqueta laboral se fundamenta específicamente en el reconocimiento de los niveles de autoridad o jerarquía; es decir, de acuerdo con el conocimiento, la posición, los cargos, los títulos o la edad en el mundo laboral y profesional.

La calidad de un buen empleado se nota en el respeto que demuestra hacia sus compañeros, jefes, clientes, su trabajo, profesión y hacia sí mismo. Un buen profesional nunca usa la manipulación, la murmuración o la técnica de la intriga para ser reconocido por su trabajo, no necesita hacerlo, pues respeta su trabajo, su persona, a sus colegas y su profesión.

La falta de modales, así como la falta de capacidades de comunicación entre los empleados de un negocio afectan la productividad de la empresa.

No importa qué tan flexible o sosegado seas, siempre es importante recordar que una oficina es un espacio compartido y, por lo tanto, un lugar en el que entran en juego ciertas reglas de etiqueta para asegurar una convivencia armoniosa, en la que algunas actitudes pueden resultar molestas para el resto del equipo e, incluso, afectar su productividad.

Conseguir una adecuada convivencia en el ambiente laboral no es una tarea tan fácil como uno espera. Compartir espacio de trabajo con personas con distintas costumbres, que poseen diferentes conocimientos y actitudes hace que, en más de una ocasión, se produzcan roces entre los colaboradores y, sobre todo, cuando existe mucha competencia o rivalidades sin mucho sentido.

Las relaciones entre colaboradores han de basarse en la confianza mutua. Un buen jefe debe saber delegar, mandar, tener un trato firme y educado, sin humillación hacia sus empleados, debe compartir la información que tenga a su alcance para lograr una mejor celeridad en el trabajo.

Cuando una organización abandona los buenos modales, el efecto acumulativo de estas agresiones aumenta el estrés y afecta el bienestar total de la persona: la salud, las relaciones y la paz mental. Incluso, se ha probado que la mala educación, la chabacanería y la falta de cortesía en el trabajo afectan el rendimiento.

Recuerda: “Para vivir en armonía y sin estrés, tener mejores relaciones, funcionar mejor en el trabajo y disfrutar más de la vida, es esencial desenvolvernos en un mundo en el que imperen el respeto y la consideración”.

Hasta la próxima entrega…

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