Hijos, armas de guerra

La alienación parental es una forma de maltrato infantil en un proceso de separación de una pareja, generalmente conflictiva. Los padres utilizan a los hijos como armas de guerra para dañar al otro.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/SDNHQ62A5ZGD5LE72BEDVHSQME.jpg

Cargando...

Un quiebre en la pareja, un divorcio no solo hiere a un matrimonio, sino a sus hijos, quienes son obligados a tomar partido. Los niños se transforman en trofeos y pagan las consecuencias de esta manipulación perversa. Aurora Bachem, psicóloga, psicoanalista, refiere que la alienación parental es una forma de maltrato infantil, que en un proceso de separación los padres utilizan a los hijos como armas de guerra, para dañar no solo a su expareja, sino también a los frutos de esa relación. Esto es muy triste, porque ellos no tienen ninguna culpa.

“En la mayoría de los casos, las consecuencias para los hijos pueden llegar a ser irreversibles si no son tratadas oportunamente por especialistas. En estas circunstancias, el adulto suele utilizar información falsa, manipulaciones con la finalidad de una respuesta por parte del hijo en su propio beneficio. En fases más avanzadas puede llegar a complicarse la detección de trastornos emocionales que repercuten en el futuro de las relaciones sociales de los niños, presentando cuadros de ansiedad y depresión e ideas distorsionadas sobre uno de los padres, sobre el que se dirige el ataque”, escenifica la especialista.

Pero ¿se puede hablar de victoria en esta guerra sin fin? La profesional advierte que “la victoria pírrica del padre o la madre, cuando el éxito se logra con un enorme desgaste, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de sus hijos. El fin es destruir, obstaculizar los vínculos con el otro; sin embargo, solo logra hacerse daño a sí mismo y a los demás, con incalculables consecuencias”.

La psicóloga remata que “es importante después de un divorcio tener conciencia que existe una responsabilidad con respecto a los hijos, ya que ellos necesitan ver en sus padres la garantía de seguridad y bienestar para su desarrollo frente al mundo exterior”.

En la familia

En esta se adquieren la base de una convivencia, el control de las emociones, la autoestima y toma de decisiones. Solamente en un ambiente que proporciona valores, sentirse amados y seguros, los chicos logran un buen desarrollo.

“Los vástagos ocupan un lugar entre el padre y la madre. Esto los llevará a construir un deseo –no propio– alienado al de los padres. Esta primera alienación protege a los infantes contra la angustia a partir de la pregunta por su existencia: ¿quién soy para el otro?”, apunta Aurora Bachem.

Se distancian

Bachem explica que “muchos padres, en los casos de separaciones conflictivas, toman distancia de los hijos, concentrándose exclusivamente en esta lucha entre ellos, de esa manera evaden sus funciones y responsabilidades frente a los hijos, quienes quedan atrapados en esta situación. Cuando los niños crecen y se convierten en adultos, repiten lo mismo, o mediante resiliencia superan lo traumático y pueden liberarse. Lacan dirá que el síntoma del niño se encuentra en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar”.

mirtha@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...