Joyas con historias

Cuantas veces observamos en el estandarte de la abuela un cúmulo de vajilla de porcelana estampada que atesora con el alma, porque heredó de su madre o recibió como regalo nupcial. Considerando el problema de que se trata de un material frágil y delicado, muchas veces no nos atrevemos a utilizar sus amadas tazas para evitar cualquier inconveniente. Como nos recuerda la oscarizada película Memorias de África (1985), protagonizada por Meryl Streep (Karen Blixen) y Robert Redford (Denys Finch Hatton), en una de sus escenas, Karen llegó a Nairobi (Kenia) y encargó a su asistente Farah tener cuidado con la porcelana, y le preguntó: “¿Sabés qué es la porcelana?”, a lo que él respondió: “Sí, señora; se rompe”. Y parafraseando al conocido director de cine Billy Wilder, nadie –ni nada– es perfecto. “Ocurrió que, en el 2009, mi amiga Milagros Martínez en la casa de su abuela quebró un platito antiguo de porcelana, de inmediato comenzó a juntar todas las partes y, coincidentemente, encontró un trozo con un dibujo bello. Me llamó y me dijo: “Quiero que lo conviertas en un anillo”, recuerda María Lasarga (36), uruguaya, diseñadora industrial y joyera, quien admite que el pedacito enseguida se perdió, pero que el concepto quedó.

María estudió en el Centro de Diseño Industrial, en Montevideo, dependiente ateriormente del MEC y, ahora, perteneciente a la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. En el 2005, luego de que estuviera siete meses estudiando joyería en Italia, gracias a una beca otorgada por el mismo Centro de Diseño, comenzó a elaborar piezas de joyería. Cinco años más tarde, decidió dedicarse exclusivamente a esta labor. “Después de varios domingos experimentando en el cuartito del taller de mi abuela, Mamama, y con la invalorable ayuda de un gran tío, Gonzálo ‘Paio’ Escobar, a quien le encantaba estos desafíos, pudimos encontrar todas las soluciones para dar vida a la colección “La hora del té”, que se basa en piezas atemporales que perduran y se heredan de una generación a otra. Buscamos emocionar; ese es el verdadero corazón de la propuesta. Muchas veces, integramos materiales alternativos al uso de la joyería tradicional para sensibilizar a través de ellos. A partir de allí buscamos la inspiración dentro de los campos del arte y la naturaleza”, reconoce María.

Para asegurar sus obras de arte, se proporciona resistencia cubriéndola en plata. “Cada porcelana es diferente. Mi trabajo consiste en diseñar, elegir los elementos y cortar las piezas que se transformarán. También me involucro en el proceso de producción para controlar cada detalle. Siempre enfocados en generar creaciones contemporáneas, modernas, pero no efímeras, que miren más allá de la moda transeúnte, funcionales a nuestros tiempos y a la mujer de hoy”.

Guarda una cantidad de porcelanas que llegan a sus manos para reciclar, porque están rotas, cascadas, manchadas y ya no cuentan con un valor comercial. Por otro lado, recibe otras de sus propios clientes, quienes les acercan, porque quieren perpetuarlas como una joya, símbolo de unidad y pertenencia.

En el 2010, cuando comenzó la producción, su tío Paio estaba muy enfermo y decidió entregarme una fuente de porcelana francesa que heredó de su bisabuelo con el escudo familiar. Era una reliquia y, aunque estaba rota, al principio, costó mucho aceptarlo por parte de todos. “Él me pidió que hiciera un prendedor importante para regalarle a mi abuela, Mamama, por sus 90 años y, además, que produzca varios colgantes para sus ahijadas. Toda la familia fue testigo de una hermosa transformación y es hermoso cómo ellas lucen con orgullo. Y esta es solo una de las historias emocionantes que me deja este trabajo”.

dbattilana@abc.com.py

Foto Gustavo Báez || Maquillaje Belén Pérez

Peinado Marlene Vargas || Manicura Shirley Pérez, todas para Luis De León Concept.