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Del total de los fallecimientos, 48 corresponden a Minas Gerais, tres a Sao Paulo y otros tres a Espírito Santo, entidades federativas todas ellas ubicadas al sureste de Brasil, según el último boletín divulgado hoy por el Ministerio de Salud del país.
Además, hay otros 86 óbitos en investigación en Minas Gerais (81) y Espírito Santo (5) que cuentan con el positivo preliminar del laboratorio por fiebre amarilla, pero aún necesitan ser contrastados con el historial clínico de los pacientes para ser confirmados definitivamente.
Brasil está en alerta desde que comenzó el año por este brote de fiebre amarilla que ha obligado al Gobierno del presidente Michel Temer a enviar más de ocho millones de vacunas a los estados afectados y a otros en riesgo, como Río de Janeiro, a fin de contener la crisis sanitaria desatada.
Los números sobre los casos registrados aumentan cada día y ya son 859, de los cuales 708 están en curso de investigación y 151 han sido validados por las autoridades, agregó la información de la cartera de Salud.
Los especialistas distinguen dos tipos de fiebre amarilla que se diferencian por el mosquito transmisor: la silvestre -transmitida por el Haemagogus y el Sabethes, que ataca principalmente a los monos- y la urbana, que transmite el Aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña.
Según datos oficiales, los últimos casos de fiebre amarilla urbana en ciudades brasileñas se registraron en 1942, en el estado de Acre.
El brote de Minas Gerais estuvo precedido de la muerte de decenas de macacos contaminados con la enfermedad, un fenómeno que prendió la alarma de los expertos y que se ha repetido también en Espírito Santo y Sao Paulo.