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De los cuatro hombres muertos, uno era un capo del crimen organizado de la zona de Foggia (en la región Puglia), Mario Luciano Romito, de 50 años, quien en en el momento del ataque estaba acompañado por su cuñado, Matteo de Palma.
Las otras dos víctimas son dos campesinos –los hermanos Luigi y Aurelio Luciani, de 47 y 43 años– que, según los investigadores, fueron asesinados simplemente por haber presenciado los homicidios de los otros dos hombres.
La emboscada tuvo lugar en una ruta local en medio del campo cerca de la estación ferroviaria de la localidad de San Marco in Lamis, en la provincia de Foggia.
Los atacantes abrieron fuego contra el auto en el que se encontraban Romito y el cuñado disparando con una Kalashnikov Ak-47 y un fusil de caza, mientras en el lugar en ese momento pasaba el vehículo en el que estaban los dos campesinos. Los sicarios persiguieron al auto y lograron detenerlo: uno de los hermanos intentó huir, pero fue ultimado a pocos metros del lugar.
El blanco del ataque era precisamente Romito, uno de los capos de un grupo criminal que lleva el mismo apellido y que desde hace años lucha por el control del territorio contra otra banda mafiosa, la de los Li Borgolis. En los últimos años Romito había logrado salvarse de otros ataques. Su hijo de 27 años, precisaron los investigadores, fue asesinado en el 2010.